La traviata

Forma, junto con Rigoletto y El trovador, la trilogía popular operística que compuso Verdi a mediados de su carrera.

Titulada en principio Violetta —nombre del personaje principal—, al parecer está basada en la vida de una cortesana parisiense, Alphonsine Plessis.

Verdi había intentado convencer al gerente de La Fenice para dar el papel a una mujer joven, pero no lo consiguió.

Un día después, Verdi escribió a su amigo Muzio (quizás, ahora, su carta más famosa): «La traviata, anoche un fracaso.

Desde entonces su popularidad ha sido constante y se ha mantenido en el repertorio hasta la actualidad.

No refiere grandes hechos históricos como Nabucco, ni está basada en tragedias como Macbeth, sino que es un drama psicológico de carácter intimista.

Fue la primera ópera en la que los actores usaron trajes contemporáneos de la época (esmoquin y vestidos largos de dama, a la usanza francesa o inglesa), ya que hasta ese momento las óperas siempre usaban trajes históricos, correspondientes a siglos pasados o a otras civilizaciones (como ocurrió con Aida, en la que se usaron ropas del antiguo Egipto; Nabucco, del antiguo Israel, o Rigoletto, que evocaba la Italia del norte del siglo XVI).

Está dividida en tres actos, que respetan la estructura tradicional de presentación, desarrollo y desenlace.

Uno de los últimos en llegar a la fiesta es Gastón, un conde, que llega acompañado de su amigo, el joven noble Alfredo Germont, el cual hacía tiempo que deseaba conocer a Violetta, pues la adoraba desde lejos.

Alfredo, una vez presentados, le expresa su preocupación por su delicada salud, y luego le declara su amor El barón, actual amante de Violetta, espera cerca para llevarla al salón donde le piden que haga un brindis, pero él lo rechaza, y la gente se vuelve a Alfredo (Alfredo, Violetta, coro: Libiamo ne' lieti calici — «Brindis»).

Annina, la doncella, llega desde París, y, cuando Alfredo le pregunta, le dice que ella fue allí a vender los caballos, los carruajes y todo lo que Violetta posee para apoyar su estilo de vida en el campo.

El padre de Alfredo, Giorgio Germont, llega a la casa y exige a Violetta que rompa su relación con su hijo por el bien de su familia, pues la suerte de su hermana ha sido destruida por su conexión con ella, ya que su reputación como cortesana compromete el nombre Germont (Giorgio: "Pura siccome un angelo" — "Tengo una hija pura como un ángel").

Violetta escucha, con un creciente remordimiento, las patéticas palabras del señor Germont y finalmente se muestra conforme (Violetta, Giorgio: Dite alla giovine — «Di a esa niña tuya») y dice adiós a Giorgio.

La deshonra tirándole dinero que dice le debe por los servicios prestados mientras vivieron juntos, enfrente de los invitados.

Pero es demasiado tarde: ella sabe que su tiempo se ha agotado (Alfredo, Violetta: "Gran Dio!

Después de cantar un dúo con Alfredo, Violetta revive rápidamente, exclamando que el dolor y la incomodidad la han abandonado (Violetta, Alfredo, Germont, Anina, Grenvil: "Prendi, quest'è l'immagine" — "Toma, esta es la imagen de mis días pasados").

El preludio está integrado musical y dramáticamente al resto de la ópera.

Verdi sutilmente diferencia distintos planos musicales para separar a los amantes del resto de la gente.

Dicha aria es interpretada al finalizar muchas Galas Líricas, donde se presentan cantantes de ópera.

El acto continúa con Violetta, sola, meditando si sería para ella una desventura un verdadero amor (È strano!

Fors'è lui), pero concluye con que ella no puede amar y debe ser siempre libre (Sempre libera), aunque en el segundo acto la veamos viviendo plácidamente con Alfredo.

Arias como Pura siccome un angelo, en la que Violetta recupera su melodía entrecortada, Un di quando le veneri en la que Germont canta cuatro notas seguidas de un adorno, motivo que repite insistentemente para conseguir su propósito de convencer a Violetta, y el Dite alla giovine, en la que se alcanza el punto culminante con el conmovedor piangi de Germont acompañado del lamento de las cuerdas, se suceden describiendo musicalmente los cambios que van sufriendo estos personajes, especialmente en Violetta a través de variaciones en la línea melódica.

Finalmente, al despedirse de Alfredo lo hace con el tema de amor del preludio, que se escucha en un tutti orquestal con un fuerte sentido dramático, el aria Amami, Alfredo!.

Francesco Maria Piave , libretista de la obra.
Acto II, escena segunda de la producción de Fife Opera en 2004.