Le dijo a Rolando que tenía una voz increíble y lo invitó a su academia de música para desarrollar su voz; Fue allí donde Villazón se enamoró de la ópera.
Dos años más tarde ingresó al Conservatorio Nacional de Música para continuar su preparación vocal con Enrique Jaso.
Tomó clases de canto con la legendaria soprano Joan Sutherland en los Estados Unidos y ganó el segundo premio en el concurso Operalia del maestro Plácido Domingo en 1999, así como los premios de Zarzuela y del Público en ese mismo evento.
Todas estas apariciones comenzaban a atraer la atención de la crítica y del público sobre él, pero faltaba todavía el suceso que lo catapultaría a la fama internacional...
Durante la temporada 2010-2011, emprende un tour por Europa con conciertos de canciones mexicanas.
[1] Villazón ha grabado una buena cantidad de discos en diferentes compañías: con la EMI Classics, Radio Televisión Española y Teldec Classics grabó óperas completas y de circulación restringida; luego agregó cuatro álbumes como solista y uno con acompañamiento, más un disco compilatorio, a su haber con la casa Virgin Classics -durante este periodo grabó la Traviata del Festival de Salzburgo con la Deutsche Grammophon, su actual compañía grabadora-; y lleva dos con esta última - aunque se buscó el tiempo para acompañar a la renombrada Emmanuelle Haïm en un nuevo proyecto con la Virgin-.
Para efectos, sólo reseñaremos los discos a partir de su debut como solista.
El tercer álbum, titulado "Opera Recital" fue grabado con un criterio ecléctico.
Este disco fue puesto a la venta poco tiempo después de Gitano.
Invitado personalmente por Emmanuelle Haïm gracias a la impresión que dejó en ella tras la grabación de Combattimento, Villazón colaboró con la directora francesa y otros nueve cantantes de primera línea (cabe destacar el reencuentro con Patrizia Ciofi y Topi Lehtipuu, amén de la Dessay) en un nuevo proyecto barroco: Lamenti, un festín para los oídos dedicado a los más famosos y exquisitos lamentos operáticos y de madrigales del siglo XVII, desde el infaltable Monteverdi hasta los igualmente indispensables Cavalli, Cesti y Carissimi.
En ese mismo año debuta como director escénico en Werther con la Opéra de Lyon, y le siguió L’elisir d’amore en el festival Festspielhaus Baden-Baden, donde también cantó el personaje de Nemorino.
Se espera que dirija tres óperas más en meses consecutivos.