[1] Su timbre bruñido y caudaloso lo convirtieron en el heredero del gran Titta Ruffo.
Dotado de una voz oscura que en un principio se creyó de bajo, de hecho sus primeras actuaciones fueron en este registro vocal, fue uno de los mejores representantes del barítono verdiano (para la representación de óperas de Verdi), sobresaliendo como Rigoletto, Amonasro en Aida, Carlo di Vargas, Germont de La traviata, el Conde de Luna en Il trovatore, Posa en Don Carlo, Renato en Un ballo in maschera y otros como Figaro en El barbero de Sevilla, Barnaba en La gioconda, Alfio en Cavalleria Rusticana o Gerard en Andrea Chénier, considerándoselo en su momento el rival de Tito Gobbi.
Debutó en Rávena en 1945 como Colline en La Boheme de Puccini[2] Su carrera lo llevó a actuar en todos los teatros de Italia, en Egipto, Venezuela, en la Wiener Staatsoper entre 1954-63, en el Festival de Salzburgo, el Metropolitan Opera (1953), la Lyric Opera of Chicago (1956), el Covent Garden (1962) y otros.
Fue diagnosticado con cáncer de garganta en 1962 pero siguió actuando.
Sus actuaciones fueron perdiendo calidad y en 1965 fue abucheado durante una función de Tosca.