Franco Corelli

Particularmente asociado a los papeles de spinto y de tenor dramático del repertorio italiano, fue universalmente exitoso por sus electrizantes notas agudas, su timbre claro, su canto apasionado y sus notables interpretaciones.

Su carismática presencia escénica y su conmovedor esplendor vocal lo hicieron favorito del público.

[1]​ Aun cuando sus padres no tenían particulares inquietudes musicales,[2]​ su abuelo paterno Augusto se esforzó por establecerse como tenor.

[4]​ Su padre era constructor de barcos en el ejército italiano, por lo que vivió con su familia en las costas del mar Adriático.

Pero, mientras estudiaba, entró en un concurso de canto empujado por un amigo, que era cantante aficionado.

Aunque Corelli no ganó la competición, el jurado lo animó a encarar una carrera como cantante.

Así Corelli entró en el Conservatorio Statale di Musica "Gioachino Rossini" de Pésaro para estudiar canto operístico.

[5]​ Corelli llegó a tomar ocasionales lecciones con Melocchi en persona,[5]​ pero modificó esa técnica para evitar las imitaciones que percibió en los estudiantes de Melocchi a efectos de dominar la mezzavoce y el legato.

Corelli declaró: "En última instancia, modifiqué el método para que mi laringe "flotara"; no la mantuve baja al máximo en todo momento".

[6]​ En el mismo año cantó en pequeños teatros de toda Italia y también en la radio italiana.

[2]​ Más tarde en esa misma temporada cantó Pollione en Norma de Bellini, junto a Maria Callas en el papel principal.

El tenor volvió en numerosas ocasiones a ese teatro durante los cinco años siguientes, cantando junto a Callas nuevas producciones escénicas de Fedora (1956), El pirata (1958) y Poliuto (1960).

Su matrimonio duró hasta la muerte de Corelli, acaecida cuarenta y cinco años más tarde.

[7]​ Mientras era un habitué del Met, Corelli siguió teniendo presencia en la escena de ópera internacional.

Esto provocó que los nervios resultantes se hicieran cada vez más difíciles de manejar para el tenor.

Hizo su última aparición en la ópera como Rodolfo en 1976 en Torre del Lago a la edad de 55 años.

Acaso la opinión más equilibrada la brinda el crítico Gonzalo Badenes en su libro Voces:

Por lo demás, la voz de Corelli era efectivamente poderosa, viril y con auténtico squillo.

Tenía tintes baritonales en la zona media e iridiscencias hermosísimas en los agudos, de acceso un poco desprolijo, pero espectaculares.