Durante la primera mitad del siglo XX fue producida con cierta frecuencia y entró en el repertorio operístico estándar.
Una de las razones que contribuyó a su popularidad fue la espléndida música lírico-dramática del tenor principal, que provee a un cantante con talento muchas oportunidades para lucirse en escena.
Aparte de Borgatti, otros famosos Cheniers en la época entre el estreno de la ópera y el estallido de la Segunda Guerra Mundial fueron Francesco Tamagno (quien estudió la obra con Giordano), Giovanni Zenatello, Giovanni Martinelli, Aureliano Pertile, Francesco Merli, Beniamino Gigli, Giacomo Lauri-Volpi y Antonio Cortis.
En la postguerra, Franco Corelli, Richard Tucker y Mario del Monaco fueron sin duda los más famosos intérpretes del rol titular durante los cincuenta y los sesenta, mientras que Plácido Domingo se convirtió en su intérprete más destacado entre la siguiente generación de tenores, aunque Luciano Pavarotti, contemporáneo de Domingo, también lo cantó con éxito y grabó la obra.
[3] Además de cuatro arias y ariosos para el tenor principal (Un di all'azzuro spazio; Io non amato ancor; Si, fui soldato; y, Come un bel di di maggio), la ópera contiene un aria muy conocida (La mamma morta) para la heroína soprano, que fue presentada en la película Philadelphia (la versión de Maria Callas es la que se usa en la banda sonora[4] También merece la pena destacar el expresivo monólogo del barítono Nemico della Patria y el dúo final entre soprano y tenor, para los dos papeles principales, al tiempo que se preparan para enfrentarse a la guillotina.
Cuando los invitados llegan, una típica corte pastoral con coro del siglo XVIII, vestidos como pastores, canta una idealizada música rústica y el ballet representa una historia de amor rural, a la manera majestuosa de la corte.
La condesa critica a su sirviente, que desdeñoso rompe su librea y se aleja con sus amigos pobres.
Una tarde, cerca del puente, los dos jóvenes se encuentran y Chénier reconoce pronto a Maddalena; la otrora joven de la fiesta está profundamente transformada.
Una vieja del pueblo ciega, Madelon, ofrece a la patria su único sobrino de 15 años.
Es una excelente oportunidad para eliminar a su rival, y poniendo su firma en el fatal documento, riéndose se pregunta: "Nemico della patria?"
Y ahora para satisfacer sus pasiones es capaz de sacrificar a un amigo.
Finalmente triunfa el deseo, y Gérard firma con un gesto de cinismo.
Los enamorados tienen un breve momento tierno antes de hacer una última apelación fallida a Robespierre.
Toma así su puesto en la carreta al lado del hombre que ama.
Los dos amantes se enfrentan serenos a la muerte, llevados por el éxtasis de su amor.