La dama de las camelias, publicada por primera vez en 1848, es una novela firmada por Alexandre Dumas (hijo).
La ópera La traviata (La extraviada), del compositor italiano Giuseppe Verdi, se basó en esta novela cuyo personaje principal, la cortesana, lleva el nombre de la protagonista.
Por otro lado, encontramos la abnegación en diversos actos de la protagonista, sobre todo con respecto a su amor por Armando Duval.
Principalmente se representan en el padre de Armando Duval, quien le exige sacrificios.
Por último, encontramos en menor medida los celos y la venganza en el personaje de Armando Duval.
Puja por el libro Manon Lescaut de Abbé Prévost, el cual tenía una dedicatoria, se lo adjudican por un valor diez veces superior al real, solo por orgullo personal pujó de tal manera.
Parte hacia su casa pero, al día siguiente, recibe un mensaje suyo en el que lo invita.
Después de este tiempo la volvió a ver y su amor no había disminuido.
Se volvieron a presentar Armando y Margarita, esta aunque al principio no pudo recordar, después lo haría, pidiendo disculpas por la vez anterior.
Margarita trataba con mucha crueldad al conde, a quien despidió para recibir a Armando, Prudencia y un amigo de Armando, Gastón, durante la alegre reunión, en la que la joven hizo gala de sus modales.
En esa ocasión Armando pasó la noche con Margarita, ella lo despachó a las cinco porque el duque vendría temprano y le prometió mandarle instrucciones para su próxima cita, entregándole una llave de sus aposentos.
Margarita invitó a Armando a pasar varios meses en el campo, pero el joven se ofendió, diciendo que no aceptaría tal situación con esos medios, otra vez se dio cuenta del error en que incurría y fue perdonado por segunda ocasión.
Al día siguiente, Armando recibe un recado de Margarita que decía: “Me siento mal, no venga hoy”, sin embargo, acudió y vio que el conde entraba en la casa, por lo cual sufrió mucho.
Armando le preguntó a Margarita la razón por la cual le engañó, ella respondió de tal forma: Le dijo que aceptó ver al conde para poder hacer el viaje al campo, puesto que no quería deberle nada a Armando, luego dijo que siempre estaba muy vigilada.
Confesó la razón por la cual había aceptado a Armando como amante: porque es el único que se ha compadecido de ella, pero: Armando vuelve a pedir perdón y no se va de París.
Ella escogería el amor, haciendo que la felicidad de Armando se elevara sobremanera.
El duque volvería a rogar que le acepte, sin importar circunstancias, pero la joven reformada rechazaba abrir sus cartas.
Ella le pide que haga a su padre reconsiderar para poder amarse con total libertad.
Armando al fin encuentra a su padre, el cual dice que toleraría la relación de su hijo.
Armando, feliz, regresaría con su amada, llevándose una gran decepción al no encontrarla ya que se había ido a París.
La relación con Olimpia provocaría bastantes desazones a Margarita, la cual terminaría su amistad con ella y se vería cada vez más pálida.
Margarita continuaría con las cartas suplicando que Armando la visite, o pidiendo morir de una vez.
Al poco tiempo le embargarían sus bienes, y las cartas comenzarían a ser escritas por Julia Duprat, pues Margarita estaba imposibilitada por la tuberculosis inclusive para apenas escribir.
Finalmente, Margarita moriría enferma, en la más extrema desgracia y soledad, fantaseando hasta sus últimos minutos que Armando estaba próximo a visitarla.