Género fantástico

Se caracteriza por no dar prioridad a una representación realista que respete las leyes de funcionamiento del mundo.En ese sentido se suele decir que el género fantástico es subversivo, pues viola las normas de la realidad.Esta definición tan amplia es la que suelen ofrecer los diccionarios como el de la Real Academia Española: «Ficción, cuento, novela o pensamiento elevado e ingenioso».Así, a través de las diferentes teorizaciones suele encontrarse como elemento común la separación del fantástico de acuerdo a propiedades como el valor del incidente sobrenatural, su causa, y la reacción despertada en el lector.Rabkin incluso ha ido más allá englobando el relato policial y la ciencia ficción dentro del mismo grupo.[3]​ Para Louis Vax el relato fantástico presenta hombres comunes del mundo real ubicados repentinamente ante un fenómeno inexplicable.[6]​ Una de las posiciones más difundidas es la del crítico estructuralista Tzvetan Todorov y su ensayo Introducción a la literatura fantástica.[nota 3]​[7]​ Con estas condiciones en mente, Todorov opone lo que él llama fantástico puro a otros dos conceptos lindantes: Lo extraño o insólito es una categoría que agrupa a aquellos relatos en los cuales las causas, aparentemente sobrenaturales e inexplicables por vías racionales terminan por tener una explicación que concuerda con las leyes del mundo conocible,[9]​ como ocurre en el cuento «Los crímenes de la Rue Morgue» de Edgar Allan Poe o en las ficciones góticas de Clara Reeve o Ann Radcliffe.Para la investigadora, el principal defecto de esa teoría residía en la mezcla de categorías literarias y no literarias ya que, mientras que lo maravilloso y lo fantástico pertenecen a las primeras, lo extraño o insólito no.Esta perspectiva permitiría entender cómo el fantasy adopta diferentes «disfraces» en relatos de cortes tan disímiles.La filóloga argentina Ana María Barrenechea cuestionó las limitaciones de la teoría expuesta en la Introducción a la literatura fantástica.[17]​ La italiana Rosalba Campra define al género en torno a los silencios, comparando en algún punto la relación texto lector con un modelo de comunicación.En un relato, el silencio (término empleado para designar lo que permanece oculto) puede encontrar una resolución o no.Aquellos que permanecen en el territorio de lo enigmático corresponden al fantástico, «un silencio cuya naturaleza y función consisten precisamente en no poder ser llenado».Según Jacobino, los orígenes del género podrían remontarse a los mitos clásicos, las leyendas y al arte carnavalesco.[21]​[22]​ La Odisea, otro poema homérico, incluyó numerosos episodios en los cuales intervenían los dioses olímpicos con sus prodigiosos poderes, así como criaturas de asombrosas habilidades.El mito clásico pervivió gracias al impacto que la Eneida de Virgilio tuvo en la Edad Media, llegando hasta obras como la Divina Comedia.[30]​ En la obra hay un famoso pasaje en que Hamlet se cuestionaba si dicha aparición es en verdad su padre o un engaño del demonio, introduciendo, al menos en forma parcial, la incertidumbre que definiría al género fantástico tal y como se lo conoce actualmente.Su influencia se hizo sentir sobre Charles Perrault, cuyos cuentos con moralejas expresadas en versos finales neutralizarían el elemento maravilloso a favor de la alegoría, según Todorov.[33]​[nota 6]​ El arte barroco, como apuntó Carlos García Gual, hizo un uso meramente estético de la mitología clásica.
Los elementos del género fantástico atraviesan obras muy diversas como el Decamerón de Boccaccio , donde se hace referencia a un supuesto jardín encantado.
Vladimir Soloviov
Guy de Maupassant
Henry James, autor de Otra vuelta de tuerca
Tableta de Gilgamesh
Teseo asesinando al minotauro
El hipogrifo de Orlando furioso , una de las criaturas creadas ad hoc en las novelas de caballerías que no tuvieron existencia en el folclore.
En sus orígenes, el carnaval era una festividad en donde se rompían las normas de comportamiento.
Cenicienta , un popular cuento de Perrault .
El encadenamiento de Prometeo en una pintura manierista