Las Fiestas Minervalias en Guatemala se llevaron a cabo durante el gobierno liberal del dictador Manuel Estrada Cabrera.
[1][2] Los liberales crearon estas fiestas que hacían resaltar a la cultura clásica griega sin buscar elementos nacionales e incorporando la nueva tecnología conocida y los deportes.
Aunque los críticos del régimen de Estrada Cabrera las consideraban como fiestas que sólo promovían la adulación y el homenaje al presidente,[3][4] las celebraciones fueron mucho más allá.
[7] En las primeras fiestas, a un lado de la pista del Hipódromo del Norte, frente a la amplia tribuna oficial para presenciar las carreras de caballos se edificó un templo helénico temporal para celebrar los festivales infantiles.
[10] Las autoridades escogieron el hipódromo por lo espacioso del lugar y porque la vista desde la tribuna era espléndida.
[13] El templo definitivo estuvo listo para las terceras minervalias en 1901; la estructura fue monumental, de construcción muy sólida y con frisos con alegorías griegas.
Por su parte, el escritor guatemalteco Enrique Gómez Carrillo escribió un artículo celebrando como, mientras otros países celebran fiestas en honor a Marte, en Guatemala se hacían en honor a Minerva y la educación.
[15] La Fiestas de Minerva se celebraron durante veinte años exactos; inicialmente constituyeron la oportunidad para que las damas de la elite social lucieran sus ostentosos vestidos a la usanza parisiense, pudiendo ser admiradas por la población que aprovechaba los escasos momentos de jolgorio para cambiar la rutina diaria del férreo régimen cabrerista.
La diosa y sus vestales romanas -que el primer año esperaron la comitiva en el templo y sufrieron un accidente menor cuando éste se desmoronó sobre ellas- después la precedían, acompañadas por «jóvenes atenienses» vestidos con ropajes similares a los usados en la época clásica griega.
El cortejo se organizaba en los alrededores de la Plaza Mayor, desde donde pasaban frente a la casa del Presidente (sexta calle y cuarta avenida), para luego enfilar hacia el norte, a lo largo de la sexta avenida; además era habitual que los escolares -especialmente las niñas- se acercaran al balcón del presidente a obsequiarle flores.
[16] Las críticas de los liberales sobre el homenaje a un eclesiástico no se hicieron esperar, y a partir de entonces se homenajeó a personajes importantes de liberalismo guatemalteco, entre ellos Mariano Gálvez, Miguel García Granados, Justo Rufino Barrios, Lorenzo Montúfar y Rivera, José Felipe Flores, Alejandro Marure, etc.
En otro lugar, se colocó la primera piedra del Museo Arqueológico, mismo que fue destruido con los terremotos de 1917 y 1918.
En 1909 se descubrió el busto del afamado médico de la época colonial Dr.
También en las fiestas de ese año se colocó la primera piedra del «Monumento al Trabajo»[20] y se advirtió la influencia de la United Fruit Company en el país no sólo con las becas para los obreros, sino que también con una beca para el mejor estudiante de inglés y la promoción del béisbol -deporte estadounidense por excelencia- en un campo adyacente.
[17][18][Nota 3] En 1917 se develaron los bustos del santo hermano Pedro de San José Betancur y del presbítero Mariano Navarrete, lo que evidenciaba una marcado descenso en el sentimiento anticlerial de las primeras fiestas.
[Nota 4] Numerosos intelectuales guatemaltecos e hispanoamericanos contribuyeron con artículos y discursos para las fiestas.
Los gobiernos que mucho gastan en la educación de los niños, son beneficiosos y previsores.