Fue emprendido originalmente por el gobierno del general Justo Rufino Barrios quien lo dejó inconcluso al morir en 1885; su sobrino, el presidente José María Reina Barrios retomó el proyecto y logró llegar desde Puerto Barrios hasta El Rancho, a sólo noventa millas de la Ciudad de Guatemala siguiendo un trazo paralelo al cauce del río Motagua.
Cuando la construcción parecía que iba a concluirse, Reina Barrios organizó la Exposición Centroamericana para 1897, principalmente para mostrar a potenciales inversionistas extranjeros la infraestructura ferroviaria de Guatemala, que -de haberse concluido- habría competido con un canal interoceánico que todavía no se había construido.
Para entonces, el ferrocarril ya no era estratégico, pues el Canal de Panamá ya estaba casi concluido y el gobierno guatemalteco otorgó su operación en concesión a la United Fruit Company y su subsidiaria International Railways of Central America.
Para tal efecto, se imponía una suscripción anual y obligatoria de cuatro pesos durante 10 años, que debían pagar todas las personas que devengaban más de ocho pesos mensuales, con derecho a ser accionistas y así llevar a cabo la obra con fondos de los propios guatemaltecos.
[2] El gobierno, por su parte otorgaría todas las seguridades necesarias -sin perjuicio para la Nación, á fin de que los contratos fueran efectivos.
De acuerdo a Barillas, las condiciones estipuladas eran favorables: el Gobierno disponía, de $2.000.000 oro para mejorar la situación económica y financiera del país; no obstante, de acuerdo al escritor Adrián Vidaurre, quien era Auditor de Guerra del presidente Manuel Estrada Cabrera —enemigo personal de Barillas—, en su obra Paralelo entre dos administraciones escrita en 1907, Barillas dejó abandonadas las obras del Ferrocarril del Norte que había iniciado Justo Rufino Barrios y para las que este último habría dejado suficientes fondos.
El General Reyna Barrios colocó la primera piedra y declaró inaugurados los trabajos del ferrocarril.
Para administrar la construcción del ferrocarril, el gobierno de Reina Barrios contrató a Feliciano García[3] quien desde muy joven había mostrado habilidad para el manejo de negocios públicos y quien había sido secretario privado del general Justo Rufino Barrios cuando este fue presidente de Guatemala.
El ingeniero estadounidense Silvanus Miller fue el encargado de la construcción del ferrocarril.
En Centroamérica ya había colaborado en la construcción del ferrocarril de Puerto Limón en Costa Rica, y en El Salvador estuvo a cargo de unos estudios geológicos y en la explotación minera; finalmente, en Guatemala el general Justo Rufino Barrios le encomendó la construcción del Ferrocarril del Norte.
Todo ese equipo contaba con frenos de aire comprimido sistema Westinghouse, automáticos.
[10] Por otra parte se indicaba que el país solamente producía café y no tenía ningún otro fruto con qué hacer frente al sinnúmero de necesidades aumentadas por los bonos para el Ferrocarril del Norte y para la Exposición, entre otros; por otra parte, todo era importado y no quedaba saldo alguno que pudiera equilibrar la balanza del comercio guatemalteco en 1897.
[15] La compañía también tuvo derecho de disfrutar de la posesión del tramo nuevo que se estaba construyendo por espacio de diez años, y recibió gratuitamente todo el terreno necesario para montar la línea y almacenar todo el equipo y materiales que necesitara.
[b] Hasta el gobierno del coronel Jacobo Arbenz Guzmán (1951-1954), el principal medio de transporte en Guatemala era el ferrocarril, el cual era administrado por la International Railways of Central America (IRCA).
Proponemos una ventajosa operación al Gobierno, que éste acepta razonablemente: consolidar de la deuda.
Y otra parte para el Gobierno por haber construido casi todo el ferrocarril.
Eso comprende el muelle, las propiedades, el material rodante, los edificios, las líneas telegráficas, los terrenos, las estaciones, los tanques y los hombres.