La Exposición Centroamericana fue una feria industrial y cultural que se realizó en Guatemala en 1897 y que fue aprobada el 8 de marzo de 1894 por la Asamblea Nacional (Decreto 253) tras la sugerencia hecha por el presidente general José María Reina Barrios.
[6] Para entonces, los bancos del país presentían una mala situación y habían querido mejorar sus créditos exigiendo garantías fiduciarias, retirando créditos y pasando circulares con lo que consiguieron general el pánico entre la población guatemalteca.
[7] Por otra parte, algunos bancos habían incrementado considerablemente el tipo de interés aprovechando la concesión que tenían del gobierno para emitir billetes.
[6] Finalmente, los bonos del Ferrocarril del Norte fueron los que más cayeron, pues estaban en manos de empleados y personas poco acaudaladas, que se habían visto en la necesidad de venderlos para subsistir.
Las exporaciones guatemaltecas no llegaban a veinte millones de pesos y como eran muchas la fincas en manos extranjeras, no regresaba al país el valor total de las exportaciones.
En uno se indicaba que no se había concluido la línea del Ferrocarril del Norte y que para ello se necesitan casi doce millones de pesos guatemaltecos y que si se suspendían dichos trabajos, el costo del mantenimiento de lo ya construido costaría cerca de cuatro millones y medio de pesos guatemaltecos.
Pocos días después, falleció cuando faltaban cuatro meses para inaugurar el evento.
[14] El escritor Francisco Lainfiesta -teniendo en consideración la difícil situación que atravesaba la economía guatemalteca por la numerosa cantidad de obra pública que se estaba construyendo cuando se desplomó el precio internacional del café y de la plata- criticó duramente la construcción de los pabellones, ya que, en lugar de darle trabajo a los industriales guatemaltecos, el gobierno compró en Francia los edificios que se habían utilizado para otra Exposición similar y contrató a trabajadores italianos y franceses para que fueran a Guatemala a instalar dichos edificios, los cuales eran enormes y estaban formados por armazones de hierro y madera.
El cuerpo de ciento ochenta marinos del barco Philadelphia cerraron el desfile, quienes llegaron de manera fortuita y ayudaron a darle brillo al acto inaugural, ya que los delegados internacionales que debían estar presentes no habían llegado.
[21] Y luego, expresó que la exposición no se había hecho con fines de lucro, puesto que hasta esa fecha solamente la Exposición de París había generado utilidades; la motivación del certamen no era financiera, sino que lo era el fomento de la industria, el comercio y la inmigración en el país.
Acto seguido se dispararon cañones con salvas, las locomotoras sonaron sus silbatos y las iglesias hicieron repicar sus campanas.
[22] Para finalizar, se firmó el acta de la inauguración, se sirvió un almuerzo a los invitados y la concurrencia inició el recorrido por los diferentes salones y edificios de la feria.
Es más, concluido el acto inaugural, la Exposición quedó cerrada para abrirla cuando las instalaciones estuviesen completas.
Faltaba muchísimo y se imponía una prórroga, pero se prefirió la falsa inauguración dado que la situación económica del país era desesperada en ese momento y el gobierno de Reina Barrios necesitaba del éxito de la Exposición desesperadamente.
[26] Fuera, en un pabellón separada estaba la exposición del museo militar; desde un arcabuz español hasta un Mausser de la época y unos cañones coloniales.
La industria de la conservación de alimentos ya había llegado a un buen nivel para 1897, y así, Chile presentaba sus carnes, mariscos y legumbres en latas acondicionadas para evitar la putrefacción.
La colonia inglesa residente en Guatemala recibió a los marinos con un baile de gala en el Club Guatemalteco.
Los organizadores del evento fueron los señores Stanley MacNider, quien para entonces estaba a cargo de la instalación del telégrafo en Guatemala, el cónsul J. Frederick Roberts -quien había prestado servicio en África- y el vicecónsul inglés Carlos Fleischmann.
Entre los productos e industrias que expusieron estuvieron las siguientes: dinamita y accesorios para explosivos de la Sprengstoff Gesellschaft Kosmos, a través de su representante en Guatemala E. Ascoli y Co.
[36] Así, lo que debió haber sido el mayor logro de Guatemala resultó en un rotundo fracaso que no alcanzó ninguno de sus objetivos: no logró impulsar la inmigración a Guatemala, ni aumentar las inversiones internacionales y no consiguió que se alcanzara la unión centroamericana.
Es más, como mucho opositores temían, la Exposición incrementó las dificultades financieras que el gobierno ya estaba teniendo debido a los bajos precios del café en el mercado internacional y al despilfarro en la construcción de edificios públicos y palacios en la Ciudad de Guatemala.