Antiguo convento de Santo Domingo (La Guardia de Jaén)
Aunque el contrato firmado por Vandelvira fijaba un plazo de ejecución de dos años y medio, la actuación del arquitecto se prolongaría un total de veintiséis anualidades, lo cual derivaría en un nuevo encargo a Francisco del Castillo "El Mozo", que ejecutaría la bóveda que cubre el coro, el cerramiento de la fachada, daría fin a la galería del claustro y adornaría este con una fuente dedicada a María Magdalena, advocación principal del convento.Tras la Guerra Civil, la iglesia pasa a ser templo parroquial, recuperándose así tras un largo periodo de abandono motivado por la desamortización.La bóveda nervada del crucero, decorada en la parte superior por casetones donde se enmarcan escenas de la pasión y abierta al exterior a través de una esbelta linterna, es soportada en sus ángulos por cuatro semipilares típicamente vandelvirianos, destacando en ellos el detalle del esquinazo de tres aristas como elegante tránsito a los nervios.La linterna soporta su cúpula sobre seis columnas exentas de basa y coronadas con capiteles toscanos.La capilla mayor posee dos trompas aveneradas en los ángulos, en las que se inscriben nuevamente los escudos de los patronos Rodrigo Messía y su esposa Mayor de Fonseca, los cuales son flanqueados por ángeles tenantes.Presidiendo el altar, una bella pintura al fresco con el escudo de la Orden de los Hermanos Predicadores flanqueado por dos galgos que portan antorchas en sus fauces, los cuales responden a los emblemas del santo fundador.Por otro lado, en la esquina exterior contraria a la torre-campanario se conservan unos arranques que podrían haber quedado como testigos de una estructura anterior —posiblemente restos de un compás o una ejecución inacabada— quedando además al aire los arcos que soportan la bóveda anteriormente mencionada.Todas estas ejecuciones derivan en la inconclusa fachada del templo, que es cerrada bruscamente mediante tapial encofrado.Ruiz o Ruy González Messía, ahora convertido en señor de la ciudad, iniciará una revolución constructiva, la cual comienza en la misma alcazaba que transforma en su palacio (Ortega Bueno, 1997, p. 1131).En un principio, tras la fundación por Fray Domingo, las obras se inician en la residencia de los señores, el castillo-palacio.Cerca de las fértiles vegas del río Guadalbullón, donde poder poner en explotación una amplia huerta, se levanta la planta del proyecto definitivo, permaneciendo los frailes mientras tanto en la residencia de los señores.Su proyecto, claramente participativo del gusto gótico que aún permanecía a principios del XVI, consistía (Lázaro, 1988:124): Redactado el proyecto, los frailes pagan el primer plazo a Tolosa y comienzan las obras.Y, como en el Salvador, deciden engalanar su templo a la nueva estética italiana y con una obra más ambiciosa que la previamente licitada, todo lo cual desembocó en un largo proyecto que incumpliría contrato tras contrato todos los plazos firmados dada su amplitud y escasez de medios, alargándose la actuación de Vandelvira veintiséis años.Esta última proyección, de hecho, sería la última del arquitecto en La Guardia: en 1568, a la edad de cincuenta y nueve años, fecha la galería inferior del claustro y su nombre no aparecerá en un nuevo contrato.Sus antiguos mecenas, Rodrigo Messía y Mayor de Fonseca habían muerto, así como probablemente el aparejador Requena.Además el por entonces señor, el ya marqués de La Guardia Gonzalo Messía Carrillo, económicamente no se implicará tanto en las obras conventuales, las cuales debida su duración habían cansado a señores y frailes, que reclaman un nuevo arquitecto capaz de dar fin a la construcción.Seis años después, al crearse el museo arqueológico del Instituto de Estudios Giennenses en las galerías bajas del Palacio Provincial, se trasladó la fuente a su lugar actual.Siendo necesario en este último traslado tallar una nueva cabeza para la escultura principal, se encargó esta al arquitecto Manuel Millán.En este caso, Castillo elige la ya arcaica iconografía de la Magdalena Mirófora, con el cabello suelto y portando un vaso de perfumes en su mano, claramente contrapuesta a la Magdalena Penitente que estaba imponiendo la contrarreforma trentina (1545-1563).En él, Cristo se encontraba cenando en casa de Simón el fariseo cuando entró María Magdalena y se arrodilló a los pies de Jesús, los cuales lava con lágrimas, seca con su cabello, besa, y unge con el perfume que llevaba en un vaso de alabastro, tras lo cual es redimida con las palabras: «Sus muchos pecados le son perdonados, pues ha amado mucho».Sobre esta azulejería para la planta superior de la galería claustral, igualmente desaparecida y expoliada, únicamente se conservan las piezas reintegradas en el zócalo que decora el altar mayor de la iglesia, las cuales son de igual factura y por tanto reubicadas (y algunas seccionadas) recientemente al entrar en ruinas la logia del claustro.Realizadas en cuerda seca y policromadas, debían formar un ornamental conjunto entre las tablas decoradas en relieve a base de flores, que podrían haber estado igualmente policromadas o proyectadas para ello.El elemento de la torre, además, sería el único que daría término a la fachada, la cual permanecería permanentemente inacabada, siendo los postizos visibles en la actualidad resultado de desafortunadas actuaciones recientes.Este aspecto inconcluso del conjunto conventual sin duda respondió a la falta de recursos económicos y a los diversos conflictos que los arquitectos tuvieron con la promoción dominica de las obras.(1539): Se decide suspender las obras anteriores y el traslado al sitio que actualmente ocupa.Habiendo pagado los dominicos el primer plazo a Tolosa, se hacen propietarios del proyecto, entregándoselo a Vandelvira para su ejecución en dos años y medio, si bien este lo modificará y alargará durante un periodo de 26 años.Esta demuestra que es de las partes más antiguas del conjunto conventual, tal vez iniciada por Tolosa.La autoría de este texto, con ligeras variantes, parece deberse al poeta goliardesco Hugo Primas de Orleans (1094?-1160), quien lo expondría como símbolo de unión del Antiguo y Nuevo Testamento, enunciando el texto del poeta: «Quos anguis tristi virus mulcedine pavit; hos sanguis Christi mirus dulcedine lavit».[10] No obstante, pueden encontrarse lecturas iguales en textos como el Album Joannis Rotarii de Johan Radermacher de Oude (1538-1617),[11] que mantiene el sentido cruzado de lectura, pero esta vez en diagonal, o en una nota al margen en el reverso del folio 276[12] del Codex Gigas (siglo XIII).{1680}: Inscripción en remate con escudo de la Orden –único resto del primitivo cancel de la puerta principal-, actualmente seccionado y reubicado en el frontal del coro: «SE HIZO ESTE CANZEL SIENDO PR[IOR] EL M[UY] R[EVERENDO] P[ADRE] P[ROVINCIAL] F[RAY] IVAN BUENO AÑO DE 1680».
El castillo de La Guardia de Jaén desde las cubiertas del antiguo convento de Santo Domingo
Bóveda del crucero de la iglesia. Tanto el enfoscado como el desatinado coloreado en albero de los nervios, se deben a ejecuciones recientes
Reciente reproducción de la fuente que centraba el claustro del convento y situada en la Plaza de Isabel II de La Guardia de Jaén. La pieza original se encuentra en el patio del
Palacio de la Diputación Provincial
En la fachada occidental de la iglesia puede encontrarse un pedestal romano usado como sillar. En el Museo Arqueológico Nacional se conserva una reproducción de esta inscripción realizada en yeso por Manuel de Góngora a finales del siglo
XIX
(Jiménez, 2004:118,119). Esta práctica —bien conocida en obras de factura renacentista— servía para enaltecer la antigüedad clásica, donde este estilo arquitectónico encontraba sus raíces. Uno de los mejores ejemplos en la provincia de Jaén, es el edificio de la
Casa consistorial de Martos
, cuya autoría también se debe a «El Mozo».
Dos de los canes conservados tras el expolio del ala noreste. Se conoce el paradero de un tercero, si bien los 23 restantes han sido víctimas del saqueo
Bóveda de cuarto de esfera que corona el presbiterio de la iglesia, diseño de Vandelvira
Filacteria pintada al fresco en la planta segunda de la crujía noreste del convento