Castillo de La Guardia de Jaén

Esta configuración se mantendrá intacta tras la conquista castellana, efectuándose solo modificaciones de importancia en El Alcázar.

Tras la conquista castellana, El Alcázar se reestructura sufriendo amplias transformaciones en su antigua fisonomía.

La estancia que se abre en el tercer nivel estaba cubierta con una bóveda de nervios, iluminándose con cuatro vanos o aspilleras.

El acceso al Alcázar se realizaba por dos puertas: una principal, y otra falsa o postigo.

En el otro, adosado al anterior y construido durante la conquista castellana, encontramos gruesos muros de mampostería.

Para acceder a la fortaleza se creó un camino que, adosado a las murallas, llegaba hasta las inmediaciones de la puerta, y una vez atravesada esta, se ingresaba en un espacio cerrado de planta rectangular, que impedía el acceso directo al recinto interior.

Se dota al conjunto de nuevas dependencias, transformando sobre todo El Alcázar.

También se construirá la Iglesia de Santa María, en el sector Noreste del recinto exterior.

Era etapa en la calzada que, según el Itinerario de Antonino, se dirigía desde Acci (Guadix) a Cástulo y Aurgi (Jaén).

Aunque, si esto fue así, su destrucción no pudo ser total, ya que se disponen de referencias posteriores del mismo siglo VIII.

Una vez que Jaén es conquistada, La Guardia cobra de nuevo gran importancia estratégica, ya que con el acuerdo tomado entre Fernando III y Muhammad I en las Capitulaciones de Jaén, la frontera nazarí quedaba establecida muy próxima al Castillo.

Una vez desaparecido el peligro nazarí, a partir de finales del siglo XV, el Castillo de La Guardia sufre diversas modificaciones que le hacen perder su función eminentemente militar y estratégica, para convertirlo en residencia palaciega.

La familia Mexía (o Messía) lo tuvo en propiedad hasta la desaparición de los señoríos en el siglo XIX.

Vista general
Parte de la muralla que encierra la alcazaba