[1][2] El motivo que hizo surgir las aspilleras fue la pretensión de eliminar los ángulos muertos en las fortificaciones.
De este modo aparecieron las primeras arqueras en las fortalezas del siglo XII, aunque por entonces aún eran bastante raras o difíciles de encontrar.
Hacia mediados del siglo XIV, las aspilleras se volvieron cada vez más raras en las partes bajas de las fortificaciones y se multiplicaron en las zonas altas.
Por regla general se reserva la denominación de saetera para las fortificaciones más antiguas en las que no existían armas de fuego y aspillera para aquellas en las que se utilizaban para disparar este tipo de armas.
Por ejemplo las aspilleras para disparo con fusil en los fuertes poligonales del siglo XIX.