Castillo nuevo de Manzanares el Real

[3]​ Sustituyó a un castillo anterior, que estaba situado en un enclave cercano, propiedad igualmente de la citada familia.

En su construcción participó el arquitecto Juan Guas (1430-1496), quien utilizó trazas gótico isabelinas, con influencias hispano-musulmanas.

En el último tercio del siglo XV, los Mendoza decidieron sustituirla por otra edificación, de mayores dimensiones y más lujosa, acorde con la notable influencia política y económica alcanzada por la familia.

Gracias a su testamento, se sabe que las obras ya estaban en marcha en junio de 1475:[16]​ Tras su fallecimiento, los trabajos quedaron paralizados durante un tiempo.

Bajo la apariencia de una fortaleza, los Mendoza levantan un grandioso palacio, en el que prevalecen las inquietudes estéticas,[24]​ como prueba el hecho de que contrataran al prestigioso arquitecto Juan Guas,[25]​ sobre cualquier intención defensiva.

Está estructurado en seis alturas (planta baja, entreplanta primera, planta principal, entreplanta segunda, galería alta y galería de cubiertas), además de un sótano.

[1]​ Llevan labradas la cruz del Santo Sepulcro de Jerusalén, por el título que gozó el cardenal Mendoza.

[28]​ Otros recursos defensivos, propios de los recintos fortificados, son el foso (actualmente desmontado y en parte colmatado); la liza o pasillo defensivo, que se protege con una galería de tiro; el adarve realizado en saledizo (como reminiscencia del obstáculo existente en las fortalezas plenomedievales, con el que se dificultaba la escalada de posibles asaltantes); los caballeros levantados sobre las torres angulares; o la puerta exterior, dispuesta en la parte occidental y custodiada por dos torretas de flanqueo.

El corredor superior integra además una balaustrada adornada con rosetones, mientras que en el bajo fueron instalados tres escudos murales del siglo XVI, con las armas de los Mendoza, los Enríquez y los Álvarez de Toledo, todos ellos apellidos vinculados con el Ducado del Infantado.

Así sucede con la galería meridional, cuya disposición dominando el valle del río Manzanares indica la función contemplativa, a modo de gran mirador, con la que fue proyectada.

Está considerada como una de las galerías más relevantes del estilo gótico isabelino.

Sobre la capilla había dispuestas varias plantas, hoy completamente derruidas, donde se distribuían diferentes dependencias, entre ellas la biblioteca.

En los muros se utiliza preferentemente la mampostería y el sillarejo, mientras que, en los elementos de mayor valor ornamental, como la portada, las aspilleras, la galería meridional o el propio patio, se hace uso de la sillería labrada.

[32]​ Sus dependencias albergan varias colecciones en depósito, integradas por piezas originales y réplicas, con las que se recrea e idealiza el ambiente palaciego de los siglos XVI a XVII.

El I Duque del Infantado , del Maestro de Sopetrán (hacia 1470). Museo del Prado ( Madrid ). Diego Hurtado de Mendoza y de la Vega fue el promotor del castillo
Fachada principal, al oeste
Vista aérea de la fortaleza con el embalse de Santillana en segundo plano
Torres de flanqueo en la entrada y molduras en el saledizo del adarve
Patio porticado
Galería de Juan Guas
Restos góticos de la capilla
Uno de los tapices de la serie Vida de Julio César