[2] Posteriormente, en 1432, Jean Marques ordenó la construcción de un castillo y un molino fortificado sobre los anteriores cimientos.
[2] El castillo actual fue edificado en el cauce del río Cher, sobre los pilares de un molino fortificado y del anterior castillo fortificado que se había comprado a la familia de los Marques.
El cuerpo residencial cuadrado fue construido entre 1513 y 1521 por Thomas Bohier, secretario de la hacienda del rey Francisco I.
[1] Puesto que Thomas estaba ocupado en asuntos bélicos, fue especialmente su esposa, Katherine Briçonnet, quien se encargó de dirigir los trabajos del castillo.
Sin embargo, acabados los fastos correspondientes a las fiestas regias del Renacimiento, el castillo retornó a manos privadas, al albur de diversas herencias y compraventas.
Su segunda esposa, Louise Dupin, tuvo allí su salón de recepciones, en el que recibió por ejemplo a Voltaire, Fontenelle, Marivaux, Montesquieu, Buffon o Rousseau.
Habría así cambiado la ortografía de Chenonceaux suprimiendo la «x» final.
Aunque ninguna fuente confirme estos extremos, lo cierto es que la ortografía Chenonceau es hoy en día la aceptada mayoritariamente para designar al castillo.
La construcción siguió en manos de la familia Dupin hasta 1864, cuando fue vendida a Marguerite Pelouze (Marguerite Wilson como nombre de soltera), hermana mayor del político Daniel Wilson.
Durante la Primera Guerra Mundial, como sucedió con tantos otros castillos y palacios franceses, Gaston Menier instaló en el castillo de Chenonceau un hospital militar,[1] en el que recibieron cuidados médicos un total de 2.254 soldados heridos en combate.
El castillo presenta una planta cuadrada, con un vestíbulo central al que se abren cuatro habitaciones, una por cada lado.
La galería existente en la planta baja cuenta con un enlosado clásico en plan hipodámico, en forma de tablero de ajedrez en colores blanco y negro, siendo la parte del edificio que durante la Primera Guerra Mundial albergó un hospital militar.
En la planta baja se encuentran igualmente la habitación de Francisco I y el salón Luis XIV.
Las escaleras, rectas y en dos tramos, resultan accesibles a través de una puerta que se encuentra en medio del vestíbulo.
Un carpe rodea el laberinto, recortado en forma de 70 arcos diferentes, en cuyos huecos se insertan bojs y yedras.