[1] El término también tiene otras acepciones, muchas en realidad, ya que en general se conoce como tal a casi cualquier hueco o conducto, generalmente vertical, en el que de forma natural o provocada, se produzca el conocido como efecto chimenea, consistente en el movimiento vertical ascendente de un fluido, frecuentemente un gas, debido a la diferencia de densidad del mismo a lo largo de su altura.
También está muy generalizada la metonimia, mediante la cual, al conjunto formado por un hogar abierto y una chimenea se le conoce con el nombre exclusivo de chimenea, que en el caso de que esté revestida, o tenga alguna intención decorativa, o alguna otra razón no bien determinada, se le añade el apelativo de francesa.
Los griegos a lo más que llegaron fue a practicar un agujero en el techo para dar salida al humo del hogar, abertura que en la Antigua Grecia se llamó kapnodeia.
Si bien se ha traducido por chimenea era un mero respiradero en el techo que solía cerrarse mediante una válvula.
Sin embargo, las chimeneas domésticas aparecieron por primera vez en las grandes viviendas del norte de Europa en el siglo XII.
[4] Sin embargo, no se generalizaron en las casas hasta los siglos XVI y XVII.
Tanto en España como en Italia o Francia la chimenea dominó el paisaje urbano de las ciudades a partir del Renacimiento.
Las chimeneas industriales se hicieron comunes a finales del siglo XVIII.
Las chimeneas de las viviendas ordinarias se construyeron primero con madera y yeso o barro.
Desde entonces, las chimeneas se han construido tradicionalmente con ladrillo o piedra, tanto en edificios pequeños como grandes.
Actualmente, las chimeneas históricas de ladrillo aún se mantienen como símbolos del patrimonio industrial en todo el mundo.
En la combustión, la chimenea juega un papel mucho más importante que el aparente de evacuar los humos al exterior.
La combustión es un proceso de oxidación en el que un elemento; el combustible, reacciona con el oxígeno (generalmente del aire) formando substancias gaseosas, denominadas humos y desprendiendo calor y normalmente luz.
Para que la combustión sea completa, es preciso que la cantidad de aire añadida, tenga, al menos, el oxígeno suficiente para transformar todo el hidrógeno en agua y todo el carbono en
Como puede deducirse, lo más importante para obtener una buena combustión, es que llegue al combustible la cantidad de aire necesario y que la mezcla entre combustible y comburente sea lo más perfecta posible.
Esto lo realiza en gran parte la chimenea, que se convierte así, en un elemento fundamental para conseguir un buen rendimiento en la combustión.
Al colocar sobre un fuego un tubo ancho vertical, la llama se alarga y se hace más clara, porque los gases calientes formados, menos densos que el aire frío exterior, ascienden por el tubo, lo que produce una depresión en la base de la chimenea, tanto mayor cuanto mayor es la diferencia de densidad entre los gases calientes y el aire frío.
[6] Por lo tanto, cuánto más alta sea la chimenea mayor será el tiro disponible.
Por otra parte, cuánto más alta es la chimenea, mayor es la pérdida de presión o pérdida de carga que sufren los humos en su circulación hacia el exterior, con la consiguiente disminución de la velocidad de salida, la cual tiene un límite aconsejable[7] Con estas premisas, el tiro disponible o depresión teórica, debe ser suficiente para expulsar los humos con la velocidad mínima requerida, venciendo las pérdidas de carga producidas en la circulación y manteniendo aún la depresión suficiente en el hogar para que afluya el aire necesario para la combustión.
[8] En este tipo de aparatos, si no se cumplen las condiciones indicadas, los humos no pueden llegar al exterior y revocan hacia el interior de la estancia.
Sin embargo, esto no es siempre posible y hay que ayudar al tiro natural con un ventilador intercalado en el conducto de humos.
En cualquier caso es preferible que la chimenea quede en depresión, por lo que si se ha de instalar un ventilador debe situarse en la coronación y es recomendable enclavarlo eléctricamente con el quemador, para que funcione solo cuando lo haga este y se evite el enfriamiento del hogar durante las paradas.
Aun siendo exterior al edificio, no se deben aprovechar para su construcción los muros del mismo.
(ver figura) La sección transversal de las chimeneas, será preferentemente circular.
Si la sección es rectangular, la relación entre lados mayor y menor no debiera ser superior a 1,5.
En general todas las normativas y tratados sobre chimeneas desaconsejan la utilización de sombreretes o remates decorativos en la chimenea.
En este aspecto hay que tener en cuenta que un generador funciona en régimen intermitente con amplios periodos de parada del quemador, durante los cuales las paredes de la chimenea se enfrían.
En el siguiente arranque hasta que las paredes no alcanzan alrededor de 50 °C, los humos se condensan sobre ellas y más las condensaciones ácidas que persisten hasta que no se alcanzan 160 °C,[15] todo lo cual favorece la corrosión, formación de inquemados sólidos y condensación ácida sobre terrazas y cubiertas.