Se hizo famoso por sus piezas de enredo amoroso y galante, como El juego del amor y del azar o La doble inconstancia, en las que no falta la crítica social y moral.
Su fama como hombre de teatro y como escritor siempre se vio ensombrecida por la descomunal figura de su compatriota, el comediógrafo Molière cuyos personajes y mañas, de alguna manera, irían a trasladarse al propio arsenal dramático de Marivaux.
Olvidado por la crítica de su época, fue a partir del siglo XX cuando el teatro de Marivaux cobró mayor relieve.
El actor Jacques Lassalle relata en un memorable texto cómo aquel teatro imperfecto, acusado de mimetismo, se volvía útil, pues su mejor carácter provenía de la escena italiana, la conocida Comedia del arte y, asimismo, de la tradición más ortodoxa de la Comedia Francesa en cuyas tablas todavía hoy resuena el estilo y la peripecia del autor de La vida de Mariana.
[cita requerida] Justiciero y optimista como el siglo de las luces, el teatro de Marivaux, desde el punto de vista moderno, ha sido objeto de estudio, por ejemplo, del teórico Patrice Pavis, quien le atribuye una naturaleza contemporánea en la medida en que, mediante juegos mágicos muy delicados, resulta ser un transgresor de costumbres y estereotipos.