King escapó por poco de la muerte, pues la herida hecha con un cortapapeles le había rozado la aorta.
Rechazó pagar la fianza en tanto la ciudad no hiciese concesiones a las reclamaciones que habían provocado las manifestaciones.
No mucho tiempo después de su marcha, los acuerdos que se habían alcanzado fueron «deshonrados y violados por la ciudad».
Eligió la cárcel, pero fue liberado en forma discreta a los tres días por el jefe de policía Pritchett, que se las arregló para pagar su multa.
Sin embargo, el activismo local continuó, al tiempo que la atención de los medios se dirigía a otros temas.
[33] Cincuenta atentados racistas no aclarados entre 1945 y 1962 dieron a la ciudad el sobrenombre de «Bombingham».
[34] Las iglesias negras donde se discutía sobre los derechos civiles fueron objetivos preferentes [35] y la ciudad descargó una particular violencia contra los Freedom Riders.
El grupo de los seis aceptó bajo la presión e influencia presidencial presentar un mensaje menos radical.
Como las cárceles eran demasiado pequeñas, se tuvo que encerrar a los detenidos al aire libre.
Ese día sería recordado con el nombre de «bloody sunday» [Nota 5] y marcó un punto sin retorno en la lucha por los derechos civiles.
Ese mismo día, la militante blanca de los derechos civiles, Viola Liuzzo, fue asesinada por el Ku Klux Klan cuando transportaba a unos manifestantes en su coche.
Martin Luther KIng asistió a los funerales y el presidente Johnson intervino en la televisión para anunciar la detención de los culpables.
La SCLC formó una alianza con la Coordinating Council of Community Organizations (CCCO), una organización fundada por Albert Raby Jr., y con el Chicago Freedom Movement (CFM).
[cita requerida] Abernathy no pudo soportar las condiciones de vida en los suburbios y se marchó en secreto tras un corto período.
Al oír los disparos, sus amigos, que estaban dentro de la habitación, corrieron hacia el balcón donde encontraron a Martin Luther King con una bala en la garganta.
[7] A petición de su viuda, Martin Luther hizo su propia oración fúnebre con su último sermón, «Drum Major», grabado en la Iglesia Bautista Ebenezer.
A petición suya, su amiga Mahalia Jackson cantó su himno favorito, «Take My Hand, Precious Lord».
Dijo, además, que «él no había disparado en persona contra King», aunque podía «ser en parte responsable sin saberlo», sugiriendo una pista acerca de una posible conspiración.
[97] Luther King consideraba que el poder, en este contexto, no era algo malo en sí en cuanto este fuera comprendido y utilizado en forma correcta; es decir, cuando no fuera considerado como el exacto opuesto del amor.
Para él, «es esta colisión entre un poder inmoral y una moralidad impotente la que constituye la mayor crisis de nuestro tiempo».
Comentó que «eso no pretendía poner fuera de la ley la oración o la creencia en Dios.
[101] Para King, si la violencia y la guerra habían devenido tan destructoras era porque la rapidez del progreso científico había sobrepasado a la del desarrollo de la ética y la moral, que no eran capaces de restringir sus aplicaciones negativas.
Tenemos misiles guiados y hombres desorientados»,[103] no señalaba, sin embargo, a la ciencia como culpable real de todos los males.
Entrevistado por Alex Haley en 1965, dijo que dar solo la igualdad a los afroamericanos no podría suprimir la diferencia de renta entre ellos y los blancos.
El viaje lo afectó profundamente, mejorando su comprehensión de la resistencia no violenta y su implicación en la lucha por los derechos civiles estadounidenses.
El FBI y su director J. Edgar Hoover mantuvieron relaciones antagónicas con Martin Luther King.
La agencia envió también cartas anónimas al interesado amenazándolo con revelar más informaciones si no abandonaba su militancia por los derechos civiles.
[114] Martin Luther King recibió veinte doctorados honoris causa de universidades estadounidenses y extranjeras.
En 2008, durante la elección presidencial estadounidense Barack Obama llenó su campaña de referencias a Martin Luther King y le rindió homenaje.
Stokely Carmichael veía, por tanto, la lucha de Martin Luther King como un insulto a la cultura afroamericana.