Regla de oro (ética)

Su universalidad[2]​ sugiere que puede estar relacionada con aspectos innatos de la naturaleza humana.

En la mayoría de las formulaciones, la regla de oro toma una forma negativa, como la expresada en el judaísmo («lo que es odioso para ti, no se lo hagas al prójimo»),[11]​ en el zoroastrismo («la naturaleza sólo es buena cuando no se hace a los demás nada que no sea bueno para uno mismo»),[12]​ en el confucianismo («no impongas a otro lo que no elegirías para ti mismo»)[13]​ o en el budismo («no hieras a los otros de una forma que tú mismo encontrarías hiriente»);[14]​ aunque también las hay de forma activa o positiva, como en el taoísmo («considera la ganancia de tu vecino como tu ganancia, y la pérdida de tu vecino como tu pérdida»),[15]​ en el hinduismo («trata a los otros como te tratas a ti mismo»)[16]​ o en el mismo judaísmo («amarás a tu prójimo como a ti mismo»).

[17]​ En la cultura occidental cristiana, las fórmulas más divulgadas son dos frases de Jesús en que cita explícitamente la ley judía antigua: «amarás a tu prójimo como a ti mismo [...] todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas»;[18]​ y un pasaje más extenso:

[21]​ Por su parte, Karl Popper también se apoya en ella para justificar el ámbito de actuación de un Estado mínimo al enunciar, en La sociedad abierta y sus enemigos, su principio del utilitarismo negativo: el Estado no debe imponer afirmativamente determinadas conductas a los hombres, sino que sólo debe impedir que éstos se causen mal los unos a los otros (es decir, que hagan a los otros lo que no querrían para sí mismos).

[25]​ Un papiro del Período Tardío (c. 664-323 AdC) contiene una temprana afirmación negativa de la Regla de Oro: "Lo que odias que te hagan a ti, no se lo hagas a otro.

[30]​ La Regla de Oro en su forma prohibitiva (negativa) era un principio común en la griego antiguo filosofía.

Dadisten-I-dinik, 94,5, y "Lo que sea desagradable para ti mismo no lo hagas a los demás".

La justicia , por Bernard d'Agesci . En una mano lleva su símbolo (la balanza) y en la otra un libro con los textos: Dieu, la Loi, et le Roi ("Dios, la Ley y el Rey") y Ne faites pas aux autres ce que vous ne voulez pas que vous soit faite ("No hagas a los otros lo que no quieres que te sea hecho").