Otros temas destacados en sus películas incluyen el amor, la amistad, la identidad y, en general, la agonía de las relaciones interpersonales.
Se quedó con la madre, Liselotte Eder (que colaboraría en algunas películas), y vivió protegido a veces por su abuela.
La presencia de la cámara se hace casi visible al espectador, por los ángulos, los movimientos y los planos que hace, consiguiendo así una anti-naturalidad que pretende distanciar al espectador y obligarle a juzgar las historias sin manipulaciones sentimentales.
Fassbinder filmó por todo el país, situando sus historias en Baviera, Baden, Fráncfort, Coburgo y Berlín.
En sus primeras películas abundan los planos lentos, muchas veces estáticos, e incluso repetitivos: así lo ilustra, por ejemplo, Katzelmacher (1969) si se compara con Martha (1973).
Su estrecha colaboración con el cámara Michael Ballhaus le permitió llevar a cabo todo tipo de audaces giros, consiguiendo en alguna película verdaderos atrevimientos técnicos, como en Ruleta china (1976).
Fassbinder murió a los 37 años, tras un fallo cardíaco, al parecer resultado de la interacción entre somníferos y cocaína.
Aunque Fassbinder, que estuvo casado dos veces y tuvo relaciones con personas de ambos sexos (con cuatro hombres, muy tormentosas),[8] nunca trató de hacer un «cine gay» en el que se tratara lo gay como una problemática, en casi todas sus películas aparecen personajes homosexuales y, como él mismo dijo, «siempre puede notarse una sensibilidad gay en todas mis películas», propia de su personalidad.
El propio Fassbinder creía que para ser un artista debía doblarse a sí mismo, vivir dos vidas en una, y quizá eso explica su increíble productividad.
[cita requerida] En algunas películas se pueden oír canciones de Leonard Cohen, Kraftwerk o The Walker Brothers, normalmente porque el personaje decide escuchar esa música.
Ejemplos son cuando el personaje interpretado por Margit Carstensen en Miedo al miedo escucha «Bird on the Wire», de Leonard Cohen, para calmar su fragilidad mental, o se pone una y otra vez «In My Room», de los Walker Brothers.