Wifredo el Velloso

Su gobierno coincidió con un periodo de crisis que llevó a la fragmentación del Imperio carolingio en principados feudales.

A partir de entonces, los condados se transmitieron por herencia y los reyes francos simplemente sancionaron la transmisión.

En 844, tras haberse apoderado de Tolosa, Carlos capturó a Bernardo y lo hizo ejecutar.

Es probable que los condes Sunifredo de Urgel-Cerdaña-Barcelona y Suniario I de Ampurias, que habían permanecido leales a Carlos el Calvo, muriesen en estas luchas.

Esto debió de ocurrir a comienzos del año 878, quizás en marzo y abril.

Por esto, a mucha gente no le quedó otro remedio que intentar establecerse en las tierras bajas.

Ante esta situación, Wifredo el Velloso, cuyos condados rodeaban toda esta área de nueva población, intervino en la zona para canalizar la colonización.

Muerto Luis el Tartamudo (879), el reino franco se divide entre sus hijos, los dos menores de edad: Luis III recibió Neustria, Austrasia y Lorena, en tanto que Carlomán recibía Borgoña, Aquitania, Septimania y los condados sur-pirenaicos.

Además, en la Francia oriental, tampoco pudo dominar las revueltas de Franconia, Sajonia, Turingia, Baviera y Suabia.

Los condes, si bien no se alzaron nunca contra los reyes carolingios, evitaron implicarse en las luchas del reino.

Igualmente, los jerarcas sur-pirenaicos no asistieron a la asamblea de Ponthion (885) puesto que, para ellos, los ataques normandos representaban una cuestión ajena y lejana.

Por todo esto, los condes de la Marca Hispánica rechazaron, en un primer momento, al rey intruso Odón (888-898) pero tampoco se alzaron contra el usurpador en defensa de los derechos del carolingio Carlos el Simple.

A su vez Odón, absorbido por las luchas contra los normandos, no pudo llevar a cabo ninguna actuación política en el sur del reino, aun cuando, al final, hubo un cierto acercamiento de los condes hacia este rey, debido a la crisis eclesiástica motivada por el actuación irregular del presbítero Esclua.

En 889 Servus Dei tuvo que refugiarse en el monasterio de Bañolas.

Ante esta situación, los condes de Ampurias creyeron conveniente acercarse a Odón y reconocerlo como rey incluso aunque fuera un intruso.

Fortalecidos, pues, por esta aprobación real, Suñer y Dela ocuparon el condado de Gerona, calculando que Odón les podría conceder la investidura.

La crisis eclesiástica se cerró definitivamente con un nuevo sínodo en Urgel (892) dónde Esclua y Eremir, obligados a comparecer, serían desposeídos formalmente de las sedes que ocupaban, las cuales fueron restituidas a sus legítimos titulares.

En 911 se reconoció que esta diócesis, subsistiría solo en vida de su titular Adolfo.

En ese momento, la diócesis pallaresa se extinguió y sus parroquias fueron reintegradas al obispado de Urgel.

Se permitieron, por tanto, mantener una actitud de rechazo hacia un soberano al que consideraban ilegítimo.

En cambio, Carlos el Gordo no tomó ninguna medida ante las deposiciones contra derecho de Ingoberto de Urgel (886) y Servus Dei de Gerona (887), y, a su vez, Odón mantuvo una actitud incoherente concediendo privilegios primero a Eremir (889) y, después, a su rival Teotardo (890).

El historiador Ibn al-Athir dice que los musulmanes hicieron una gran matanza entre los atacantes.

La transmisión hereditaria de los condados fue una reacción a la falta de autoridad efectiva del rey sobre el territorio, que convirtió un cargo público en patrimonio familiar; de aquí que a finales del siglo IX no se hubiera establecido un criterio por determinar cómo se tenía que llevar a término la sucesión.

Por esto, a la muerte de Wifredo el Velloso (897), en un primer momento, sus hijos —Wifredo Borrell, Miró, Sunifredo y Suniario— optaron por gobernar conjuntamente todos los dominios de su padre y administrarlos con preeminencia del primogénito, Wifredo Borrell, primus inter pares.

En este sentido, A. Lewis afirma: "En resumen, las guerras civiles y las invasiones debilitaron el imperfecto sistema de control centralizado que los carolingios habían establecido en el sur de Francia y la Marca Hispánica.

Aun así, hace falta reconocer la importancia histórica de Wifredo.

Estatua en Madrid ( L.S. Carmona , 1750-53).
Sepulcro de Wifredo en el Monasterio de Ripoll .
Origen del escudo del condado de Barcelona ( Real Academia Catalana de Bellas Artes de San Jorge ). Atendiendo a la leyenda, Claudi Lorenzale pinta (1843-1844) el momento en que Carlos el Calvo con la sangre de la herida de Wifredo en sus dedos crea las cuatro barras del escudo de armas del condado de Barcelona .