[1] Emma fue destinada a este nuevo cenobio como abadesa, cargo certificado el año 887 con la consagración de la iglesia del monasterio.
[3] Activó la repoblación del valle de San Juan, pero su acción llegó más allá en puntos estratégicos, hacia el Vallés y el Bergadá.
Emma fue adquiriendo pequeñas o grandes propiedades con las que el monasterio llegó a tener un territorio equivalente al de un condado.
[4] En 913 estableció los derechos jurisdiccionales del monasterio frente a sus súbditos y el conde Miró de Barcelona.
[4] Su acción no se limitó a realizar un trasvase mecánico de población.