[14] A partir de estas dos citas, y estando ausentes en la historiografía aquellas que antaño eran referidas a los pueblos vecinos, Adolf Schulten (1870-1960) propuso la teoría según la cual en algún momento entre mediados del siglo II y finales del siglo VI tuvo lugar una ampliación progresiva del territorio de los vascones primero hacia el oeste, ocupando las tierras de sus antiguos vecinos várdulos, autrigones y caristios,[15] y hacia el norte, en Aquitania[16] que por ello, considera que adoptó el nombre de "Gascuña", ubicación del País Vasco francés.[18] La hipótesis de la vasconización tardía fue criticada por primera vez por el historiador Julio Caro Baroja,[19] y posteriormente, por otros autores como Barbero y Vigil, Joaquín Gorrochategui, Sayas Abengoechea y Koldo Mitxelena,[20] en 1977, sobre la base de argumentos lingüísticos:[21] Henrike Knörr, Juan Plazaola, Koldo Larrañaga Elorza y Mañaricua concluyen que la teoría sobre el "corrimiento al oeste" o vasconización tardía está desechada por la filología histórica[22][23] e historiografía,[24] Para indoeuropeístas como Martín Almagro Gorbea[25] y Francisco Villar,[26] esta teoría cuenta con suficiente respaldo onomástico como para ser válida, mientras que desde el ámbito arqueológico especialistas como Juan José Cepeda, Iñaki García Camino,[27] o Agustín Azcárate,[28] recalcan la alta posibilidad de tal proceso.que se encargaba de las excavaciones arqueológicas del yacimiento bajo la dirección del arqueólogo Eliseo Gil, anunciando además la solicitud al Ministerio Fiscal para que analice los hechos por si fueran constitutivos de delito.[33] Schulten también aporta el dato de la crónica de Eginardo Vita Karoli Magni, datada en el 810, dónde se hace uso por primera vez el del término navarros para designar el pueblo que ocupaba el territorio ribereño del Ebro.Ya que Segia era capital de los suessetanos pero que fue arrasada por un Ejército romano al mando del cónsul Terencio Varrón en el año 184 a. C., tras lo cual el territorio suessetano fue cedido a los vascones.[44] A finales del Imperio, según algunas tesis,[45] el territorio vascón debió no obstante de presentar grandes contrastes regionales en función del nivel económico y urbano, con grandes ciudades y propietarios de villae ricamente decorados en la zona meridional mientras que en el boscoso Vasconum saltus predominaba la economía ganadera con pocas ciudades y la zona media, con un sistema basado en la agricultura de pequeños y medianos propietarios donde el modo de vida romano se encontraba en retroceso.Desde esta perspectiva, los indicios arqueológicos corroboran las hipótesis que describen un territorio pacífico, ya que no nos han llegado testimonios sobre sublevaciones o revueltas que inquietasen a los romanos hasta el declive posterior,[46] alejado de las turbulencias políticas de la época y habitado por un pueblo amistoso y colaborador de Roma.Las razones que explicarían estos hechos y permiten describir la historia de los vascones durante este periodo se han encontrado condicionadas por las escasas fuentes historiográficas que nos han llegado de ese periodo, razón por lo que es conocido como el de los "años oscuros", y así los especialistas han propuesto diferentes interpretaciones si bien, las investigaciones arqueológicas emprendidas desde el último cuarto del siglo XX han aportado elementos de interpretación frecuentemente contrarios a las teorías consideradas durante largo tiempo y que contienen imágenes consideradas tópicas del pueblo vascón.Así estos autores consideran que la presencia de restos de fortificaciones militares en Veleia, en Álava, y Lapurdum, en el Labort, era la respuesta del Imperio a "pueblos considerados peligrosos por la autoridad romana",[49] pero una vez que este poder se vio debilitado y desplazado por las invasiones, el pueblo vascón habría ocupado el vacío de poder para reafirmarse en su independencia y desarrollar una resistencia frente a cualquier dominio extranjero en épocas posteriores.Este pacto se revelaría trascendental ya que permitió la aparición por primera vez de los visigodos en tierras de Hispania dando origen al establecimiento posterior del reino hispanovisigodo.Sobre las teorías que sostienen que los vascones del norte cruzaron los Pirineos, invadiendo Aquitania, dándole el nombre de Gascuña, varios autores han reducido su amplitud al nivel de incursiones puntuales.[66][67] Durante el invierno del 713 los ejércitos musulmanes alcanzaron el valle medio del Ebro que se encontraba gobernado por el conde hispanovisigodo Casio quien, a cambio de mantener su poder en la región, eligió someterse al califa de Omeya y convertirse al islam, dando así origen a la estirpe de los Banu Qasi.Las variadas teorías abarcan desde las que hacen referencia a un origen "in-situ" como defiende Koldo Mitxelena[73] que han inspirado la clasificación dialectal moderna,[74] o las de parentesco (caucásico, ibérico, etc.), de las cuales hasta el momento todas han sido descartadas, como recuerdan los catedráticos Joseba Lakarra y Joaquín Gorrochategui o el lingüista Lawrence Robert Trask.De mayor interés ha sido el estudio de documentos epigráficos, que nos han llegado desde la introducción de la escritura entre los vascones hacia el final del siglo II a. C.,[77] pero desafortunadamente, no se han podido todavía recuperar documentos redactados en la lengua vernácula por lo que las conclusiones han sido obtenidas por inferencia del material onomástico.[76] Entre ellos, los más antiguos son las evidencias numismáticas provenientes de diversas cecas vasconas o próximas, como la identificada en Osma de Valdegobía o Uxama Barca, que inicialmente realizaron acuñaciones con silabario ibero o celtíbero y posteriormente, en latín, la lengua que se impuso en el medio escrito, tanto en documentos oficiales como en otras expresiones más corrientes.[79] La lengua íbera ha dejado algunas marcas en el euskera como, por ejemplo, en el vocablo ibérico ili adoptado como hiri con el significado de poblado o ciudad y que se encuentra en la raíz del topónimo Iruña para la ciudad vascona de Pompaelo y con el que se conocen también otras ciudades de la geografía contemporánea vasca.Esta creció lentamente durante el período republicano, llegando a los 50 000 para la época de Sertorio.Posteriormente, las invasiones bárbaras y guerras civiles debieron reducir su número, tal vez a solo 60 000 vascones para inicios del siglo V.[85] Se han podido localizar teónimos vascones, datados a partir del periodo republicano, sobre lápidas funerarias o aras en las que se invocan a estas divinidades con formulaciones en latín donde traslucen los nombres euskéricos.[86] Una evidencia en favor del sincretismo ha sido localizada en Ujué, donde se han encontrado dos aras de igual forma, una[87] dedicada a Lacubegi, identificado como el dios del mundo inferior[88] y la otra a Júpiter, aunque no han podido ser fechadas.En Lerate[89] y en Barbarin[84], hay dos lápidas dedicadas a Stelaitse fechadas en el siglo I[90].En Arguiñáriz hay una mención de una divinidad llamada Loxa, así como una Losa en Lerate[84].
Escena de la muerte de Rolando en el curso de la batalla de Roncesvalles, manuscrito
Grandes Crónicas de Francia
, ilustradas por Jean Fouquet, Tours, hacia 1455-1460,
Bibliothèque nationale de France
La
estela de Lerga
es una estela funeraria de piedra, nada más ser encontrada en 1960 se relacionaron las palabras de su comienzo "ummesahar" con el vasco actual
ume zahar
, «hijo mayor».
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