Posteriormente se exhibió durante nueve meses ininterrumpidamente en el Studio 28 de la misma ciudad.[5] Un perro andaluz está considerada la película más significativa del cine surrealista.El nombre Un perro andaluz fue elegido porque no guardaba relación alguna con los temas del filme.[6][7] En primer lugar pensó que la película se llamara El marista en la ballesta (según el título que tenía un caligrama de Pepín Bello)[7] y luego Es peligroso asomarse al interior, como inversión del aviso que tenían los trenes franceses: C'est dangereux de se pencher au dehors ('Es peligroso asomarse al exterior').[8] En 1924, el joven Luis Buñuel abandonó la Residencia de Estudiantes en la que había pasado los últimos siete años y, con el respaldo económico de su madre, se encaminó a París.Durante los siguientes años, Buñuel se formó cinematográficamente mediante dos actividades paralelas.También en esta época conoció a Jeanne Rucar, la que sería su compañera de por vida.Un policía recoge la mano, se la entrega y la andrógina la mete en la caja de rayas diagonales que llevaba el ciclista.La gente se “disuelve” y un coche atropella a la chica, dejándola en el suelo inerte.[11] El hombre y la mujer han visto toda la escena desde la ventana de la habitación, y la muerte y atropello de la andrógina causa al hombre una gran excitación sexual, que le lleva a perseguir a la mujer al ritmo de un tango para acariciar sus pechos, que se funden en nalgas.Cuando le vemos, sus ojos están en blanco, su rostro en éxtasis y de su boca chorrea una baba sanguinolenta.La joven emprende la huida, pero al cerrar la puerta atrapa la mano del hombre de la que brotan hormigas.[18] Esto es lo que promovía el surrealismo, como se puede apreciar en estos versos de su poeta favorito, Benjamin Péret:[19] El propio Buñuel explica que:[18] La originalidad radical y su lugar en la historia del cine radica en que la película, de modo premeditado, destroza las convenciones de la narrativa fílmica habitual (lo que se ha denominado «modo de representación institucional» o MRI) buscando liberar de la mímesis aristotélica tradicional a la cinematografía, del modo en que ya había sido hecho en pintura o literatura.[20] Debido a todas estas novedades, la cinta fue aclamada entre las elites culturales parisinas, pues difería grandemente del cine vagamente simbolista de la vanguardia francesa.Al cine donde se proyectaba acabó acudiendo el tout Paris: Pablo Picasso, Le Corbusier, Jean Cocteau, Max Ernst, Man Ray, René Magritte, René Char, Ives Tanguy, Jean Arp, Pierre Unik, Louis Aragon, Paul Éluard, Tristan Tzara y en general, todo el grupo de artistas liderado por André Breton.Buñuel estaba en un palco y el público le aplaudió y le hizo que dijera unas palabras; él, muy breve, no dijo nada más que una frase: «Esta película es una incitación al crimen»" (Conversaciones con Buñuel, 1985).[24] Hasta tal punto llegó la influencia de la película y, concretamente la escena del ojo cortado, que en su gira de 1976 David Bowie proyectaba esa secuencia para iniciar sus conciertos.