La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza ha clasificado esta especie como de preocupación menor, resaltando, sin embargo, que las poblaciones locales pueden ser fácilmente sobreexplotadas debido a su lento crecimiento y hábitos migratorios limitados.
El primer nombre científico otorgado al tiburón leopardo fue Triakis californica, acuñado por el zoologista británico John Edward Gray en la List of the specimens of fish in the collection of the British Museum («Lista de especímenes de peces en la colección del Museo Británico») de 1851.
Sin embargo, el nombre dado por Gray no tenía una descripción apropiada, quedando como un nomen nudum.
En noviembre de 1854, el biólogo francés Charles Frédéric Girard publicó una descripción de esta especie con el nombre de Triakis semifasciata, a la cual le siguió un mes después otra descripción del ictiólogo estadounidense William Orville Ayres en donde la denominó Mustelis felis, ambas en la revista Proceedings of the Academy of Natural Sciences of Philadelphia.
[5][6] El nombre específico semifasciata proviene de las palabras en latín semi («mitad») y fasciatus («rayado»), refiriéndose a las marcas dorsales del tiburón.
Este bajo nivel de dispersión ha propiciado que haya divergencia genética entre sus poblaciones.
En contraste, el área circundante a Los Ángeles representa una zona genética transicional entre subpoblaciones cuyas fronteras son más difusas.
Cuenta con tapas de piel triangulares bien desarrolladas frente a sus orificios nasales.
Sus ojos son largos y ovalados, con una membrana nictitante (un tercer párpado protector).
[5][13] En la bahía de Tomales y otras partes, este tiburón sigue la marea hacia marismas para alimentarse, y regresa justo a tiempo para no quedar varado o atrapado al retroceder el agua.
[13] Desde el nacimiento, estos tiburones forman grandes bancos generalmente segregados según edad y sexo, los cuales pueden entremezclarse con ejemplares de Mustelus californicus, M. henlei o mielga (Squalus acanthias).
[7] Estos bancos aparentemente son nómadas, apareciendo repentinamente en un área por unas pocas horas y después desvaneciéndose igual de rápido.
Ya que estas hembras siguen a las corrientes de agua más cálidas, permitiéndoles elevar su temperatura corporal interna hasta 3 °C, se especula que toman ventaja del calor para acelerar su crecimiento y el de las crías en gestación.
[15] A comparación de los otros tiburones con los que está emparentado y comparten su zona de distribución, el tiburón leopardo tiene eritrocitos más pequeños y en mayor cantidad, permitiéndole procesar oxígeno más eficientemente.
Esta puede ser una adaptación para poder buscar alimento en ambientes como estuarios con poco oxígeno.
[16] Sus ojos contienen muy pocos conos, posiblemente debido la turbidez del agua en la que habitan.
También se sabe que este cazador oportunista se ha alimentado de camarones fantasma, gusanos poliquetos y crías de otros tiburones, peces guitarra (Rhinobatos productus) y raya gavilán (Myliobatis californica).
[5] El tiburón leopardo captura a sus presas expandiendo su cavidad bucal para crear una fuerza de succión, provocada al mover sus cartílagos labiales y formar un tubo con la boca.
[5] El tiburón leopardo es ovovivíparo, ya que los embriones en desarrollo son cobijados por un saco vitelino hasta el nacimiento.
[9] Siendo cautelosos y veloces al huir, los tiburones leopardo no suponen prácticamente ningún peligro para los humanos.
Estas medidas administrativas aparentemente han reducido exitosamente la mortandad durante la pesca y han detenido el declive en la población de los años 1980; el estatus del tiburón leopardo en California es considerado seguro, al estimar los modelos demográficos un incremento poblacional anual de 3-6% habiendo una pesca sostenible.