67 (también conocida como Sinfonía del destino o en alemán Schicksalssinfonie) fue compuesta por Ludwig van Beethoven entre 1804 y 1808.
[1][2][3][4] Sus cuatro movimientos son un Allegro de sonata, un Andante y un Scherzo ininterrumpido que comprende las dos últimas partes.
[1] La preparación final de la Quinta fue llevada en paralelo con la Sinfonía n.º 6 y ambas se estrenaron en el mismo concierto.
Cuando Beethoven compuso esta sinfonía ya estaba llegando a los 40 años y su vida personal estaba marcada por la angustia que le causaba el aumento de su sordera.
Es singular en él su ambigüedad tonal, pues entre las notas que suenan no aparece la de la tonalidad del movimiento, do, y si bien aparentemente parecemos estar en la tonalidad relativa de mi bemol mayor, la ausencia de armonización genera una expectativa y una tensión que se resuelve a continuación, pues en el siguiente pasaje, aparece el motivo, nítidamente armonizado en do menor.
Este enérgico motivo, presentado dos veces inicialmente, toma después forma en las cuerdas, con imitaciones contrapuntísticas libres.
Destaca un pasaje en donde se alternan acordes de las cuerdas y las maderas, en una lejana región tonal en modo menor.
Antes del puente que lleva hacia el tema secundario se escucha un solo de oboe muy expresivo y melancólico, en estilo casi improvisatorio.
Comienza con la exposición del primer tema, una melodía al unísono por violas y violonchelos, con el acompañamiento de los contrabajos.
Sigue entonces un segundo tema, con la armonía dada por los clarinetes, fagots, violines con un arpegio en tresillos en las violas y los bajos.
Allegro, vuelve a la tonalidad inicial, el compás es 3/4 y adopta una forma ternaria consistente en un scherzo con trío.
Luego los cornos fuertemente anuncian el tema principal del movimiento, y la música se desarrolla a partir de aquel.
En la coda final, la música se abandona a un susurro antes de construir lentamente un gran crescendo que es una transición sin interrupción al cuarto movimiento.
El triunfante y exhilarante final, con aires de apoteósica marcha, comienza sin interrupción después del scherzo.
Charles Rosen, en The Classical Style sugiere que este final refleja el sentido beethoveniano sobre las proporciones clásicas: la "increíblemente larga" cadencia con puro do mayor es necesaria "para redondear la extrema tensión de esta inmensa obra".
El maestro alemán escribió en do menor varias obras cuyo carácter es bastante similar al de esta sinfonía.
Por otra parte, a menudo se comenta que Schindler dio una opinión muy romantizada del compositor.
De este modo, aunque no podemos saber si Schindler realmente inventó esta cita, hay una fuerte probabilidad que así sea.
Hay varios pasajes en la sinfonía que han llevado a este punto de vista.
Donald Francis Tovey desprecia la idea de que un motivo rítmico unifique la sinfonía: «Este profundo hallazgo fue supuesto para revelar una unidad insospechada en la obra, pero no parece haber sido llevado lo bastante lejos».
Tovey concluye: «La simple verdad es que Beethoven no podría hacer sin solo tales figuras puramente rítmicas en aquella etapa de su producción».
Después viene una tercera exposición del scherzo, este vez notablemente diferente por los pizzicati de las cuerdas y con una transición directa al Finale (véase arriba).
En 1999 otra edición de Jonathan Del Mar publicada por Bärenreiter abogaba por el regreso al ABA'.
La directora artística Caroline Brown, en las notas a la grabación de su ejecución ABABA' con The Hannover Band dirigida por Roy Goodman, dice al respecto:[18] Las interpretaciones ABABA' parecen estar favorecidas particularmente por los directores que se especializan en interpretaciones historicistas, es decir, con los instrumentos originales de la época.
Entre estas se incluyen las de Brown, Christopher Hogwood, John Eliot Gardiner y Nikolaus Harnoncourt.
Aunque las trompas que eran capaces de tocar el pasaje en do mayor se desarrollaron solo un poco después del estreno de la Quinta,[19] no sabemos si Beethoven hubiese querido sustituirlo por las trompas modernas o mantener a los fagotes en este pasaje crucial.
Sin embargo, en el desarrollo Beethoven sistemáticamente fragmenta y disecciona este tema heroico en los compases 180 al 210.
Por lo tanto puede que hubiera reescrito su refresi en la recapitulación con un tono más débil para ocultar el cierre exposicioal en menor.
Si los instrumentos estuvieran en escena, Beethoven podría quizás haber escrito muta a do en el primer movimiento, tal y como hizo en su indicación muta a fa en el compás 412 del primer movimiento de su Tercera sinfonía.
[22] Ha inspirado creaciones de compositores como Johannes Brahms, Piotr Ilich Chaikovski (en particular en su Sinfonía n.º 4),[23] Anton Bruckner, Gustav Mahler y Hector Berlioz.