Pío V

Fue ordenado presbítero en Génova en 1528 y radicó en Pavía, donde predicó durante dieciséis años.En contraste con la laxitud moral imperante a la sazón en la Iglesia católica, Ghislieri se mostró severo y estricto, lo cual le granjeó cierta fama entre sus superiores como un enérgico disciplinario y fue nombrado inquisidor en Como.Su celo reformista provocó, sin embargo, tales resentimientos que fue obligado en 1550 a regresar a Roma, donde, después de haber servido en diversas misiones inquisitoriales fue elegido al comisariado de la Santa Sede.El papa despidió a los empleados que habían comprado sus cargos y prohibió su compra-venta en el futuro.Se decretaron penas draconianas destinadas a eliminar el juego, el lujo en la vestimenta, la blasfemia, la perturbación de los oficios religiosos, noticias falsas, la profanación del domingo, los excesos en el carnaval, el adulterio, el concubinato y los excesivos gastos en los convites y bodas.[2]​ La prostitución, la mendicidad y las corridas de toros fueron prohibidas en los Estados Pontificios.[2]​ La primera disposición importante del papa Ghislieri relativa a la puesta por obra de los decretos tridentinos fue la publicación en 1566 del Catecismo Romano empezado bajo el mandato de su predecesor Pío IV.En 1970, exactamente cuatro siglos más tarde, el papa Pablo VI publicó por decreto del Concilio Vaticano II un nuevo misal.Michele Ghislieri elevado al pontificado inició la construcción de un nuevo palacio, aumentando las cárceles y la protección contra los asaltantes.[2]​ Contra las personas que emprendieran acciones contra los miembros de la inquisición y sus propiedades, Pío V emitió un decreto condenando a la excomunión a los infractores de tales delitos.Pío V financió con cargo al erario pontificio la participación de la Iglesia en las guerras santas en Francia contra los hugonotes.Contra el Imperio Otomano, promovió la Liga Santa que quedó constituida por España, Venecia y los propios Estados Pontificios, con participación genovesa.Al frente de las fuerzas combinadas, Pío V puso a don Juan de Austria, medio hermano del rey Felipe II de España, a quien definió, utilizando la cita evangélica referida a Juan el Bautista, como «un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan».
Revelación a Pío V de la victoria de la Santa Liga en Lepanto
Pío V orando ante la estatua de Santa Catalina durante la Batalla de Lepanto .