Rio Tinto Company Limited

Así mismo, la compañía tuvo una gran influencia en la comarca y la provincia que iba más allá de lo meramente económico.Tras la guerra civil española el contexto político y económico en España se volvió mucho más adverso, lo que condicionó el futuro del negocio.Este intento fracasó, ya que los estudios de la época consideraron inviable y poco rentable su explotación.[7]​ Durante ese período de tiempo Wolters explotaría las minas junto a un sobrino y un socio español.Fue hacia finales del siglo XIX cuando la iniciativa privada se interese de nuevo alquilarlas.Si bien, cabe decir, la presencia extranjera en la zona databa ya del siglo XVIII por empresas arrendatarias como la Robert Wolters.El despegue de la industrialización en países muy desarrollados había propiciado que diversas empresas buscaran nuevos minerales y yacimientos para su crecimiento.La razón del interés privado en estas minas se tiene su origen en las nuevas leyes centrales de 1849 y 1859, que superaron un anterior régimen intervencionista para pasar a uno nuevo que favorecía enormemente a la iniciativa privada.Entre las primeras decisiones que se tomaron estuvo la construcción de una línea férrea, bajo la asesoría del ingeniero George Barclay Bruce.[15]​ En los primeros años se acometió la construcción del ferrocarril para poder dar una salida barata y rápida al mineral.[18]​[19]​ Esta empresa tenía su sede social en Madrid y contaba con una planta de producción en la capital onubense.No obstante, desde 1896 la RTC promocionó a los candidatos del Partido Conservador por los distritos de Huelva y Valverde del Camino con la idea de que estos, una vez electos diputados, apoyarían a la empresa en Madrid.[27]​ Su influencia en el seno gubernamental fue considerable, llegando a tener una estrecha relación con las altas esferas de la política española.Durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918) la guerra submarina sin restricciones practicada por Alemania alteró gravemente la exportación de pirita al importante mercado norteamericano,[32]​ que hasta entonces había sido muy dependiente del mineral procedente de España.Gracias a sus estrechos lazos con las altas esferas políticas, durante sus primeras décadas de existencia la RTC estuvo inmersa en un fraude fiscal sistemático contra la Hacienda española.[35]​ El presidente del consejo de administración, Auckland Geddes, intentó alcanzar un acuerdo reservado con el entonces ministro, José Calvo Sotelo, pero este rechazó esa posibilidad y prefirió llevar el asunto por la vía judicial.El litigio se alargó hasta 1931 y no acabaría siendo favorable para la Rio Tinto.[n.[38]​ Sin embargo, en ese mismo año también dio comienzo una severa crisis económica que acabaría afectando al negocio.[40]​ Las medidas impuestas por las autoridades franquistas provocaron que las relaciones entre la compañía y la administración se volvieran muy tensas.En torno a 1928 ya se estaban realizando fuertes inversiones en yacimientos situados al norte de Rodesia.[45]​ Lentamente, España fue perdiendo la posición preponderante que había tenido en el seno de la empresa desde 1873.[47]​ Dos terceras partes de los activos pasaron a manos del capital privado español, aunque RTC mantendría el tercio restante.Gracias al capital obtenido en la venta, la compañía realizó inversiones en Australia, Canadá o los Estados Unidos, país este último donde llegaría a explotar yacimientos de uranio y petróleo.Paralelamente, los activos australianos de ambas empresas se unieron para formar otra sociedad, Conzinc Riotinto of Australia.Aunque el Gobierno central y la compañía silenciaron parte del suceso se cree que fueron más de dos centenares los muertos aquel día.Por lo tanto, desde 1877, se formularon las primeras quejas respecto a este asunto al Gobierno de Cánovas del Castillo.La tragedia, que causó conmoción nacional e incluso internacional, puede considerarse como una de las primeras manifestaciones ecologistas.Pese a todo, las teleras no fueron prohibidas en España hasta años después, pues a pesar de que ese mismo año se promulgó un Decreto Real del ministro José Luis Albareda[52]​ que instaba a su desaparición, no fue hasta el año 1907 cuando desapareció ese método de calcinación, siendo sustituido por la construcción de pequeñas fundiciones.La numerosa población anglosajona asentada en la zona (trabajadores y directivos de la Rio Tinto Company en su mayoría) permitió que parte de sus tradiciones culturales, sociales y deportivas se implantaran en la cuenca minera e incluso en el resto del país.En el territorio español dispuso de una red ferroviaria cuya longitud total alcanzaba los 360 kilómetros, incluyendo la vía principal, ramales y distintas vías secundarias.
Reproducción del malacate en la antigua Mina de Peña del Hierro .
El río Tinto , del cual compañía tomó el nombre, baja rojizo al océano coloreado por los minerales.
Muelle-embarcadero del ferrocarril de las Minas de Riotinto, en La Ilustración Española y Americana , grabado de Rico , 1876.
Labores mineras en Corta Atalaya , con la red de vías para vagonetas.
Teleras.
Directivos e ingenieros de la RTC en Minas de Riotinto, c. 1930.