Neumonía bacteriana

Con menos frecuencia se ven neumonías bacterianas causadas por bacterias gramnegativas, como el Haemophilus influenzae (CIE-10: J15.2), Klebsiella pneumoniae (CIE-10: J15.0), Escherichia coli (CIE-10: J15.5), Pseudomonas aeruginosa (CIE-10: J15.1) y Moraxella catarrhalis, entre los más comunes.

Estas bacterias con frecuencia viven en el tracto gastrointestinal y entran a los pulmones cuando el contenido gástrico —como en el caso de los vómitos— es inhalado.

[4]​ La pobreza, desnutrición y parasitosis son también factores predisponentes a una infección de las vías respiratorias bajas.

El neumococo (Streptococcus pneumoniae) continúa siendo la causa más frecuente de neumonía bacteriana, aunque las cepas responsables por las infecciones varían en diferentes regiones en el mundo.

[5]​ El Staphylococcus aureus resistente a meticilina (de especial impacto en poblaciones humanas confinadas, como las prisiones) presenta un problema en relación con el tratamiento aunque no se aísla con tanta frecuencia como el neumococo.

[7]​ Neumonías por Klebsiella pneumoniae tienden a ser especialmente frecuentes en pacientes alcohólicos y diabéticos en comparación con otras poblaciones.

[8]​ Una gran proporción de pacientes con neumonía por Escherichia coli están intubados o gravemente enfermos.

De migrar al espacio entre los pulmones y la pared torácica, causan una infección llamada pleuritis.

El examen físico realizado por un profesional de la salud calificado puede encontrar fiebre, aunque en ocasiones se observa baja temperatura corporal, frecuencia respiratoria aumentada, tensión arterial baja, frecuencia cardíaca acelerada o incluso una disminuida saturación de oxígeno, manifestada por un oxímetro o gasometría arterial.

El examinador puede igualmente encontrar anomalías pulmonares con la palpación y percusión del pecho para localizar los puntos de consolidación.

Una radiografía puede también ser difícil de interpretar en pacientes con fibrosis pulmonar e insuficiencia cardíaca congestiva.

Ese líquido puede ser recolectado con una aspiración por punción (toracocentesis)[13]​ y es posible que sea necesario extraer grandes cantidades de fluidos e incluso instalar un tubo a tórax para continuamente drenar la cavidad pleural.

Con mucha menos frecuencia las bacterias forman un espacio cerrado lleno de fluido purulento llamado un absceso.

Existe una vacuna que inmuniza a los recién nacidos y adultos en contra de infecciones por neumococo.

Corte histológico mostrando alvéolos pulmonares normales (arriba) comparados con alvéolos durante una neumonía (abajo) llenos de células inflamatorias e infiltración.
Tinción de Gram de tejido pulmonar mostrando cocobacilos Gram positivas.
Radiografía de tórax mostrando consolidación pulmonar en ambas bases pulmonares y en el centro del pulmón derecho.
Derrame pleural vista en una rayos X de tórax. La flecha A indica el grosor de la capa líquida en el pulmón derecho. La flecha B señala el grosor del pulmón derecho. La presencia de líquido en los pulmones limita los volúmenes pulmonares útiles.