Azitromicina

[4]​ La azitromicina se absorbe rápidamente desde el tracto gastrointestinal alcanzando el pico de concentración sérica a las dos horas desde su ingesta por vía oral.

[1]​[4]​ Permanece en los leucocitos polimorfonucleados in vitro por varias horas aún después de que la sustancia extracelular ha sido eliminada y su liberación puede ser estimulada por fagocitosis.

También se usa para prevenir la infección al corazón en aquellos pacientes que deberán someterse a procedimientos dentales o de otro tipo.

En faringitis una dosis de 500 mg, al día durante tres días suele ser eficaz.

En sífilis, en alérgicos a la penicilina se ha empleado con éxito una dosis única de 1,5 g vía oral.

Es bien tolerado, al igual que los demás macrólidos, mostrando escasos efectos secundarios a dosis terapéuticas.

Los más frecuentes son malestar gastrointestinal (náuseas, dolor abdominal, vómitos, diarrea, flatulencias) y elevación de enzimas hepáticas aminotransferasa sin trascendencia clínica.

No obstante, también recuerdan la necesidad de contextualizar los hallazgos citados y usar en todo caso con prudencia el fármaco (que en países como España, solo se puede adquirir con prescripción médica).

[12]​[13]​ Sin embargo, se ha demostrado que el tratamiento con azitromicina no disminuye la mortalidad por COVID-19 ni causa mejoría clínica en los enfermos, sin importar la gravedad de su enfermedad.

[14]​ Así mismo, no hay pruebas sólidas que apoyen la combinación de azitromicina con hidroxicloroquina para tratar la COVID-19.