Entre los cuidados básicos del bebé están: Sin lugar a dudas, el mejor alimento para el bebé es la leche materna y por ello es que se promueve tanto la lactancia y sus múltiples beneficios (protección contra enfermedades, inmunidad, fortalecedora del vínculo afectivo entre madre e hijo, etc.).
En uno u otro caso, lo importante es tener claro que el bebé debe ser alimentado a demanda, inclusive durante la noche.
Deben lavarse muy bien las manos antes, prepararse la fórmula con agua fría, previamente hervida durante unos 10 minutos, y estar todos los utensilios correctamente esterilizados.
Lo primero es tener control sobre las posibles intolerancias alimenticias, es decir, si algún alimento produce diarrea, estreñimiento u otro tipo de enfermedades al bebé.
La alimentación diaria depende de la edad, peso y talla por lo que las cantidades las va determinando el mismo bebé.
La desnutrición debilita este fundamento, lo que lleva a morbilidades significativas, como mala salud y, más insidiosamente, una pérdida sustancial del potencial de desarrollo neurológico.
Los cuidados generales que deben tenerse con la piel de los bebés recién nacidos son los siguientes: La higiene del ombligo es sumamente importante.
Es importante vigilar al pequeño durante su sueño, para cerciorarse de que esté respirando bien, no haya mantas, sábanas ni ningún objeto que pueda estar cubriendo su rostro y asfixiarlo, esté abrigado, cómodo y en la posición segura.
Sin embargo, la higiene debe hacerse de una u otra forma, sino se quiere sumergir al bebé por temor, puede utilizarse una gasa mojada con agua y jabón e ir lavando por partes su cuerpo, teniendo la precaución de quitar bien el jabón para que no irrite su piel y lavar su cabello aparte.
La ropa del bebé debe lavarse con jabón neutro para evitar reacciones alérgicas o irritaciones en su piel y plancharse posteriormente.