Los residentes podían ser enviados también a gobiernos en la sombra, como por ejemplo el de los beys mamelucos que gobernaron la provincia de Bagdad como un estado autónomo en el norte del actual Irak hasta que los sultanes otomanos recuperaron el control sobre la región y su wali (gobernador) y a los que el gobierno británico envió residentes.
Posiciones similares podían conllevar títulos alternativos como los de agente político o comisionado residente.
En algunos casos el sistema diplomático europeo se entrelazaba tanto con la clase dirigente nativa que los miembros de las casas principescas nativas pasaron a ser residentes, tanto en otros estados como dentro del suyo propio, sobre todo si era improbable que llegasen a convertirse en dirigente del estado.
También hubo residentes británicos en estados importantes por su conexión con la India, por ser vecinos o por estar en la ruta hacia el país, entre ellos: En zonas no relacionadas con la India: Podían establecerse residencias incluso en territorios de ultramar ocupados (preventivamente o por conquista) para mantener a los franceses fuera de las rutas comerciales estratégicas, como por ejemplo en Laye, en Sumatra, una isla devuelta a las Indias Orientales Neerlandesas.
En las Indias Orientales Neerlandesas a los residentes neerlandeses y rangos inferiores como residentes ayudantes se les asignaba a diversos de los numerosos príncipes nativos de la actual Indonesia, véase Kabupaten (traducción del término holandés regentschap).
Los belgas usaban principalmente el francés en sus colonias; el término en su otor idioma oficial, el holandés, es Resident-generaal.
En el protectorado de Corea, acreditados ante la monarquía Joseon (adaptado como rey o emperador).
Tres titulares del cargo, todos pares de estilo occidental adaptado traducidos como príncipe, barón o conde de los que el último quedó como el primer gobernador general tras la anexión total a Japón.
Ese era el mismo puesto que Gran Bretaña había mantenido con el maharajá cuando Sikkim era un protectorado.