[3] Tradujo a Goethe, Nietzsche y Novalis e introdujo así en Cataluña una buena parte de la poesía alemana.[1] En la vertiente personal, Joan Maragall fue un hombre de raíces religiosas y una fuerte implicación política.Entre la Oda a España y el iberismo, su influencia siempre fue vigente en Cataluña de forma más o menos visible.Fue un golpe muy fuerte para el joven Juan que, furtivamente, comenzaba a escribir poesías en sus ratos libres.Compartió con los compañeros de estudios tertulias donde debatían sobre lecturas, ópera y música en general.El grupo de los siete compañeros más afines se autodenominaba «el círculo», y figuraban amigos —como Antoni Roura, José María Lloret o Josep Soler i Miquel— que lo serían para toda la vida.Se le conocen dos amores previos al de Clara, la que sería su esposa: Amanda, con quien coincidía en el Liceo y a quien en el epistolario que mantenía con su amigo José María Lloret dedicaría frases apasionadas, y que, además, sería la destinataria de su poema A dues violetes, y Teresa Ferran, una veraneante de Puigcerdà.[21] En 1886, su padre explicó en una reunión familiar que tenía problemas económicos a causa de unas inversiones fallidas.[20] Las Notas autobiográficas que había empezado a escribir al cumplir los veinticinco años, las terminó ese mismo año 1886.En 1890 encontró trabajo en el Diario de Barcelona como secretario del director, Joan Mañé i Flaquer.Pau Maragall, hermano de Joan i Ernest Maragall, y conocido por su pseudónimo Pau Malvido, fue un escritor conocido por su trabajo periodístico sobre la contracultura barcelonesa durante la época del tardofranquismo y la transición.[31] La colaboración con el diario, entre los años 1892 y 1903, se materializó en 248 artículos,[32] que le sirvieron para infiltrar las ideas modernistas en una burguesía conservadora.Entroncó con el idealismo de las últimas generaciones románticas gracias a su amigo Josep Soler i Miquel y Joan Sardà.[1] La «palabra viva» se opone a las palabras vanas con la fuerza espontánea de la sinceridad, lejos de la retórica y conectada con el hablar popular, con el «catalán que ahora se habla».Como expresaba Agustí Bartra: Para Manuel de Montoliu, la palabra viva es: A pesar de las diferentes categorizaciones que se han elaborado y las discrepancias existentes,[nota 1] en el «esbozo biográfico» realizado por Gabriel Maragall; este autor estructura la biografía de Joan Maragall en cuatro secciones o etapas cronológicas.[52] En esta etapa se alterna el vitalismo con el decadentismo; se manifiesta un Maragall dual que Gaziel describe con su teoría del «doble fondo»,[53] una figura desarrollada a raíz de unas palabras de Maragall donde manifestaba: «La vida, contemplada por encima y en total, es hermosa: la vida, vivida, es triste».En su colaboración semanal como articulista, habla sobre la ciudad, sobre política cercana e internacional, sobre costumbres y sobre los nuevos inventos.De ese mismo año es el poema Excelsior, que también proviene del vitalismo nietzscheano.[39] En esta segunda etapa Maragall empieza a desarrollar un catalanismo distinto del de la Renaixença que emparejaba al vitalismo.En estos años tradujo a Novalis, escritor alemán, y fijó su teoría literaria.[65] Gabriel Maragall subraya la actitud contemplativa del poeta -que estos años escribe menos-, y repasa los escritos sobre la Semana Trágica, el Cant espiritual y la última serie de artículos en el Diario de Barcelona, donde Maragall abomina del espíritu gregario y defiende la humanidad manifestada en el individuo concreto.Se dedica a intranquilizar el ánimo burgués que s'autoexculpa los hechos de la Semana Trágica con artículos como La Iglésia cremada.Para Maragall, la «patria ibérica común», como él dice, «debería ser la unión política de las diversas patrias naturales o lenguas peninsulares: federación de Portugal, Castilla, Vasconia y Cataluña».[69] Joan Maragall nunca estuvo vinculado a ningún partido ni se involucró en política, aunque usó sus artículos en el Diario de Barcelona y La Veu de Catalunya para expresar sus ideas políticas.Pero lo que había comenzado como una necesidad instrumental se convirtió en una actividad permanente en la vida de Maragall.[75] Las traducciones, además, suponían la apertura de la literatura catalana a los contenidos y modelos de la literatura internacional; traduciendo las mejores obras, se incorporaban los contenidos universales mejorando la formación espiritual, y se marcaba el camino hacia el progreso humano.[17] Las primeras traducciones de Goethe fueron publicadas entre 1898-1891 en La Ilustració Catalana, continuando en L'Avenç hasta su cierre en 1893.[17] En 1911 comenzó a traducir los Himnos Homéricos que fueron publicados can carácter póstumo por el Instituto de Estudios Catalanes.Asimismo, su familia es otra parte importante de su legado: Clara Noble y sus hijos lucharon para perpetuar la memoria del poeta.[78] En cuanto a su obra, fueron muchos sus seguidores, si bien la espontaneidad y la nueva estética impuesta con la teoría de la «palabra viva», tan personal, hizo decir a Carles Riba que no tenía fórmulas transmisibles, y fue así como Maragall no pudo tener seguidores / potenciales sino imitadores como Francesc Pujols, Josep Pijoan, Joan Maria Guasch o Joan Llongueres.