Bomba del Liceo

A finales del siglo XIX el Liceo se había convertido en el escaparate social de una burguesía que veía en el teatro un espacio refinado y prestigioso.

Desde principios de la década, Salvador frecuentaba círculos anarquistas, lo que acentuó su odio hacia la burguesía.

El anarquista Paulino Pallás Latorre lanzó dos bombas contra el general, que solo sufrió heridas leves.

En vez de huir, Pallás se dejó detener sin oponer resistencia gritando "Viva la Anarquía".

Las bombas estaban formadas por dos hemisferios de hierro fundido, unidos mediante un eje en el que se atornillaban ambas piezas.

[1]​ La localidad se encontraba en la quinta planta del teatro, en el "paraíso", que estaba abarrotado.

Dejó pasar el primer acto y, durante el segundo, a las once de la noche,[1]​ se asomó a la barandilla y arrojó al patio de butacas, casi seguidas, las dos bombas.

El público liceístico (y, en general, el de los teatros de la ciudad) tardó a volver a la normalidad y durante años no se utilizaron las butacas que habían ocupado los muertos en el atentado.

Entre los arrestados se encontraba un relevante anarquista conocido por su rechazo al uso de la violencia, Josep Llunas i Pujals, director y fundador del semanario La Tramontana.

Garrote vil , obra de Ramón Casas .