Nicomedes Méndez

Introdujo la modificación del garrote llamada «versión catalana» en la cual un punzón accionado por el tornillo principal pretendía romper el bulbo raquídeo.

Dicha modificación se empleó por vez primera en la ejecución del culpable de colocar una bomba en el Liceo barcelonés, Santiago Salvador.

Se le ha descrito como un hombre atildado, de aspecto cordial, buen carácter y aficionado a la cría de canarios, afición que compartía con el verdugo francés Adolphe Deibler, modelo a seguir en esta singular profesión.

El escritor Vicente Blasco Ibáñez en su relato Un funcionario se inspira en la figura del verdugo para retratar a su Nicomedes Terruño.

En 2003, Toni Orensanz[4]​ publicó una investigación sobre un crimen que llevó al cadalso a dos hombres y una mujer ejecutados por Méndez.

Ejecución de Isidro Montpart en el patio de los Cordeleros de la calle de la Reina Amalia llevada a cabo por Nicomedes Méndez en 1892.