Su primer director fue Josep Franquesa i Gomis, pero muy pronto se encargó de la dirección el propio editor Carles Sampons.
Nunca tuvo soporte oficial del Estado y se mantuvo gracias al empuje de unos editores entusiastas.
Se convirtió en una de las principales publicaciones catalanas, donde colaboraron autores catalanes destacados como Joan Maragall, Narcís Oller, Joaquim Ruyra, Josep Carner, Josep Maria Folch i Torres, Magí Morera i Galícia, un jovencísimo Josep Maria de Sagarra y otros.
Pretendía mantener vivo el espíritu que impulsó la Renaixença, pero los redactores se mostraron reticentes a adoptar la ortografía propuesta por Pompeu Fabra.
Durante la Primera Guerra Mundial, el precio del papel se encareció muchísimo, cosa que provocó que los redactores sustituyeran la revista ilustrada por otra llamada Revista Catalana, con un presupuesto más modesto.