[4] En 2010, la revista Top Gear lo nombró como el mejor coche deportivo de todos los tiempos.
Giancarlo Baghetti fue el encargado de probarlo en el Autodromo Nazionale di Monza, donde demostró ser muy rápido.
[2] La carrocería era más ancha fue perfeccionada en las pruebas en el túnel de viento y la pista.
La transmisión era de cinco velocidades, lo cual era un paso adelantado a su tiempo realmente revolucionario.
El interior era austero hasta el extremo en el que un velocímetro no era considerado necesario para el panel de instrumentos.
Gracias a su potente motor, lograba alcanzar una velocidad máxima de 280 km/h (174 mph).
Sin embargo, Ferrari fabricó solamente 39 unidades, de los cuales 32 fueron del modelo 1962 más uno en LMB; tres prototipos con los motores de 4 litros 330 GTO;[12] y tres tipo 1964 con la carrocería mejorada y revisada,[6] conocido como Serie II.
Aunque tuvo problemas técnicos, igualmente terminó segundo, detrás de un Ferrari 250 Testarossa.