Una subasta o remate es una venta organizada basada en la competencia directa, y generalmente pública, es decir, a aquel comprador (postor) que pague la mayor cantidad de dinero o de bienes a cambio del producto.La palabra subasta tiene raíces históricas lejanas y viene originalmente del latín sub hasta, bajo lanza, debido a que el reparto de tierras conquistadas entre los soldados participantes se señalaba hincando una lanza en la parcela ocupada en suerte.La operación comenzaba con la subasta de la mujer más bella y luego se procedía una a una con las demás.Los fondos recaudados en dichas subastas servían a su vez para financiar los esfuerzos bélicos del imperio.Dichas subastas se celebraban diariamente y los catálogos eran impresos para anunciar elementos disponibles que generalmente eran artículos de colección raros.Los postores conocen las ofertas de su competencia y pueden modificar la suya mientras la subasta está abierta.Se trata de una subasta a la baja, o subasta inversa, modalidad de contratación en la que los proveedores participantes pujan por ofrecer el precio más bajo, para que la institución compradora acepte su oferta.Esta nueva variante de subastas consiste en subir el precio del producto en un céntimo con cada puja realizada.[1] La subasta versará sobre un tipo expresado en dinero, con adjudicación al licitador que, sin exceder de aquel, ofrece el precio más bajo.En el Concurso, la adjudicación recaerá en el licitador que, en su conjunto, haga la proposición más ventajosa, teniendo en cuenta los criterios que se hayan establecido en los pliegos, sin atender exclusivamente al precio de la misma y sin prejuicio del derecho de la Administración a declararlo desierto.En las subastas a tipo fijo se sumarán todas las pujas recibidas y si el volumen agregado supera a la cantidad total de liquidez que ha de concederse, las pujas se prorratearán y para ello se tomará como base la relación existente entre la cantidad que ha de adjudicarse y el volumen total solicitado.