Estilo Tercera República es la denominación del estilo artístico,[2] tanto en arquitectura, pintura y escultura, como en el ámbito de las artes decorativas,[3] que se dio en Francia y sus colonias[4] durante las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del siglo XX, que correspondien al comienzo de la Tercera República Francesa.
Sigue al llamado "estilo Segundo Imperio", del que no significa una ruptura radical, sino una prolongación.
Durante las obras, antes de la caída del Imperio, la emperatriz Eugenia de Montijo le había planteado sus dudas, recibiendo una esclarecedora respuesta:[7] En uno de sus aspectos se conoce como style Troisième République flamboyant[8] ("estilo Tercera República flamígero") o neobarroco, mientras que en otro de sus aspectos se conoce como style Beaux-Arts ("estilo Bellas Artes" -por la École des beaux-arts y la Académie des beaux-arts ), caracterizado por el eclecticismo (arquitectura ecléctica).
Su equivalencia con el academicismo, el historicismo y el eclecticismo, queda marcada en este texto de César Vallejo:[9]
El estilo Tercera República era conscientemente un arte conservador, que se oponía a las innovaciones contemporáneas (la pintura de los impresionistas, la escultura de Rodin, la arquitectura de hierro y cristal -como la propia Torre Eiffel, 1889-, el funcionalismo arquitectónico -iniciado en la escuela de Chicago desde el gran incendio de 1871-, el art nouveau, el simbolismo y muchas otras etiquetas -esteticismo, decadentismo, malditismo, incoherentes, nabis, naifs, etc.-); mientras que puede identificarse con manifestaciones similares en otros países: en Inglaterra, el arte o estilo victoriano tardío (arquitectura victoriana, escultura victoriana,[11] pintura victoriana[12] -que, además de los pintores británicos, contó con figuras extranjeras, como el holandés Lawrence Alma-Tadema o el francés James Tissot, que se instaló al otro lado del canal desde 1871-); en España el arte o estilo alfonsino (la arquitectura de Ricardo Velázquez Bosco, la pintura de José Moreno Carbonero o la escultura de Mariano Benlliure); en Estados Unidos (algunos de cuyos mayores pintores realizaron su obra en Europa) el estilo reina Ana, los cicloramas (popularizados por el francés Henri Félix Emmanuel Philippoteaux) o las bóvedas Guastavino; en Alemania el estilo kaiser Guillermo; en Italia el Vittoriano y otros monumentos a Víctor Manuel II, etc. Su coexistencia con el rupturismo de los refusés y las primeras vanguardias, movimientos artísticos inicialmente marginales que reaccionaban contra el academicismo institucional y explícitamente deseaban épater le bourgeois ("escandalizar al burgués"); ha producido que, retrospectivamente, el arte conservador, academicista y ecléctico, que en la época respondía al gusto mayoritario, se haya minusvalorado frente a éstos (que han pasado a ser paradigmas del "arte moderno" o contemporáneo"); y se asocie a etiquetas peyorativas como art pompier (por su comparación con los cascos de los bomberos) o kitsch.