Art pompier
[1] Superada esta fase, el alumno podía iniciarse en el estudio de la naturaleza, diseñando el modelo viviente, siguiendo el camino que va del simple esquicio, esqueleto de la composición, a la mayor definición del esbozo, en el que se reparten las sombras y las luces, hasta llegar al detalle, la «puesta en escena», y el diseño terminado.La creatividad debía todavía estar sujeta a la disciplina y regulada por los estudios magistrales.En la primera mitad del siglo xix, con el fin del Neoclasicismo se asistió en Francia a una fase de búsqueda que dio lugar a tres corrientes artísticas: la pintura romántica, que tendía a exaltar la imaginación, conmover y emocionar, reforzando los colores y disolviendo las formas clásicas; el realismo, que buscaba indagar la realidad, poniéndola en primer plano, dándole un rol autónomo y un peso que superaba la función tradicional de una imagen simple; y la pintura académica, formada por los pintores que por defender los valores de la gran tradición pictórica, fundada sobre la imitación de lo antiguo, concedían valor nulo a la espontaneidad del hecho artístico, y se limitaban a repetir los temas mitológicos, literarios e históricos del pasado.Representada frecuentemente en el arte antiguo pero raramente en la pintura o escultura de la Edad Media, a partir del siglo xvi el desnudo se vuelve común en el arte europeo, con el regreso a los temas mitológicos, alegóricos e históricos.[3] Y para Théophile Gautier, «una de las emociones más vivas que el arte puede dar: lo extraño en la refinación, lo raro en la belleza».[4] Que el tema mitológico sirve únicamente de pretexto a la transfiguración del desnudo permite enmascarar la voluntad del pintor de requerir el voyerismo del espectador se demostró por el escándalo generado por la crítica oficial, que refuto cualquier cobertura literaria o mitológica, incluyendo referencias a Déjeuner sur l’herbe y a Olympia, de Manet, expuestas en el Salon des Refusés en 1863 y 1865 respectivamente.Que el erotismo se muestra como parte de la realidad cotidiana es, por lo tanto, refutado por la cultura dominante: la sensualidad existe, pero no debe ser representada.En resumen, la tela fue expuesta tres meses en una galería privada atrayendo multitudes parisinas y volviendo célebre a su autor.