[7] Pese a ello, el club vasco fue siempre considerado como «uno de los grandes del fútbol español».
[11] Además, dichos encuentros entre vascos y capitalinos adquirieron con el paso del tiempo un aditivo más al salpicarle un cierto trasfondo extradeportivo como la política,[12] debido a las posturas históricas del panorama español, aunque siempre tuvieron una relación de respeto y deportividad unos con otros.
Pese a ello, en alguna ocasión han conseguido triunfos destacados reviviendo épocas anteriores.
Unos jóvenes del gimnasio Zamacois de Bilbao, fueron los fundadores del club vasco en 1898, mientras que el club madrileño nació en 1900 tras una escisión en la (Sociedad) Sky Foot-ball donde se encontraban Julián Palacios y los hermanos barceloneses Juan y Carlos Padrós, considerados estos los fundadores de una sociedad que no se oficializó hasta 1902 ya que no lo creyeron necesario para practicar el nuevo deporte.[n.
[21] El uso de este último cobró una significativa relevancia en la primera década del siglo XXI siendo desde entonces el calificativo usado para referirse al enfrentamiento, y por acepción del término a los enfrentamientos acontecidos también contra el Athletic Club.
[21] Técnicamente su uso no era del todo correcto como así refleja la Real Academia Española (RAE) ya que no ofrece ninguna acepción para referirse a una contienda deportiva y o futbolística, sin embargo al ser uno de los enfrentamientos más repetidos en la historia del fútbol español, y al tratarse de los dos clubes más reconocidos y dos de los más longevos en la historia española el término acabó por arraigar entre medios y aficionados por ser uno de los enfrentamientos más característicos y establecidos por costumbre del calendario, como así indica una de las definiciones del término.
[22] Así pues, el término en argot futbolístico de clásico es referido al encuentro más repetido, honor que recibían los producidos entre bilbaínos y madrileños, hasta ser superados por el de barcelonistas y madrileños.
El nuevo presidente de la federación madrileña —organizadora del certamen—, Ceferino Avecilla, y quien a su vez era presidente del Club Español de Madrid no hizo sino colaborar a que fuese recordada como la peor edición resuelta.
En la eliminatoria entre el Español de Madrid y el Madrid-Moderno, el encuentro acabó con empate a cinco goles.
Tras confirmarles el presidente de la Federación Ceferino Avecilla, quien era a su vez presidente del Español, que estaban en legitimidad y que su equipo no se presentaría tampoco, al día siguiente y en contra de lo dicho el Español acudió para disputar el desempate.
Pero su condición de Presidente del club reclamante hizo que su voto fuera rechazado.
Ese retraso en la final provocado por las eliminatorias previas, y que no fue comunicado al Athletic Club,[31] hizo que los bilbaínos se presentasen a jugar el partido el día y hora establecido, no presentándose por lógica los españolistas conscientes del retraso y que no sería ese día el del partido final.
Al no tener rival se autoproclamó campeón y marchó de vuelta a Bilbao.
[35] El gesto fue coronado con una visita del Madrid-Moderno a Bilbao para rendir honores al Athletic Club como campeón de España y en compensación por los acontecimientos producidos en la capital.
[37] El partido estuvo marcado por la igualdad en su primera mitad, mientras que en la segunda los jugadores vascos acusaron el cansancio, en especial el lesionado portero Prado.
Fue la primera vez que surgía un conato de rivalidad, cuando el combinado vasco, insatisfecho con la organización y el comportamiento del público en el torneo, llegó a impugnar el resultado final.
La queja no prosperó, pero el Athletic Club renunció a jugar la siguiente edición del torneo.
[38] Eran los albores de un incipiente crecimiento foot-ballístico en el país, que pronto dio con la profesionalización de un deporte que tenía al Athletic, Barcelona y al Madrid como los tres equipos más laureados, y fue quizá el detonante para que se hiciese ya patente una gran rivalidad deportiva entre los clubes, más focalizada hasta entonces en una disputa interregional.[n.
Su patente decadencia intentó evitarse en 1931 y 1934 con la reestructuración en Campeonatos Mancomunados y Campeonatos Supra-Regionales, aglutinando a diferentes regiones,[42] El principal problema que se pretendía paliar era el de evitar una monotonía en la que casi los mismos equipos eran los encargados de disputar el Campeonato de España, mientras que había poca oportunidad para aquellos conjuntos pertenecientes a federaciones con menos proyección y federados.
Sin embargo, el hecho de unificarlos dio solo con un déficit económico y que se sonstenían en algunos casos merced a uno o dos equipos.
[49] En la parte norte, el Athletic Club fue también penalizado a nivel institucional por dicho período, si bien continuó cosechando títulos en lo deportivo que le permitieron aumentar su supremacía sobre los castellanos.
[53] Sin embargo, la utilización de este deporte como vía propagandística del régimen, debido a su éxito y repercusión estatal,[54] tuvo especial foco en Bilbao, cuyo equipo era entonces el más laureado del país, y los medios lo señalaron como ejemplo e ideal a seguir por todos los clubes españoles.
Sin embargo su promedio anotador de 0.86 es superado por el luso Cristiano Ronaldo con 0.94 goles por encuentro disputado, el mexicano Hugo Sánchez con 0.92 y el chileno Iván Zamorano con 0.88, e igualado con Gaspar Rubio.
Se expone una tabla comparativa de competiciones oficiales, nacionales e internacionales, ganadas por ambos clubes.[n.
La siguiente tabla muestra los títulos conseguidos por ambos clubes organizados por décadas, indicándose a la izquierda los títulos obtenidos por el Athletic Club y a la derecha los conseguidos por el Real Madrid Club de Fútbol: Nota: No se incluyen competiciones amistosas o regionales.En negrita los títulos conseguidos hasta esa década, y en cursiva de color verde los conseguidos durante la década indicada(1) Se incluyen las competiciones oficiales predecesoras y/o reconocidas por estamentos oficiales nacionales o internacionales.