Donizetti aceptó el encargo y eligió trabajar sobre el viejo libreto de Angelo Anelli para la ópera Ser Marcantonio de Stefano Pavesi, estrenada en Milán en 1810, muy popular en los años que siguieron a su creación.
Giovanni Ruffini, uno de los cuatro hermanos patriotas italianos,[4] entonces refugiado en París, se encargó de proceder a las adaptaciones necesarias, pero el propio Donizetti,[5] así como los cantantes durante las repeticiones, le demandaron tales modificaciones que al final se marchó y exigió que su nombre no apareciera en el cartel del estreno.
Se desarrollaron al parecer en una atmósfera glacial, a la orquesta le gustaba poco la partitura.
Pero este, amigo de Ernesto, urde un plan para ayudar a los dos jóvenes.
Honesta, modesta y dulce, cuando se ve presionado, Malatesta revela que ella es, de hecho, su hermana.
Por tanto, el doctor propone a Don Pasquale que se case con su hermana Sofronia, doncella bella y pura, recién salida del convento.
Don Pasquale decide casarse él mismo, pues está "viejo pero bien conservado".
Ella, lo mismo que Pasquale antes, está impaciente esperando al doctor Malatesta.
Malatesta llega para explicarle el plan que ha urdido, pero Norina le corta y le entrega la carta, que él lee en alto: Ernesto ha anunciado su intención de abandonar Roma, y Europa.
Habiendo organizado que su primo actúe como notario, ellos fácilmente engañarán a Pasquale.
Un salón en la casa de Don Pasquale Ernesto está solo, enterado del matrimonio y desconociendo los planes de Malatesta, se desespera y, deprimido, decide partir a tierras lejanas (R.: Povero Ernesto!
: E se fia che ad altro oggetto - "Y su por casualidad a otro objeto").
Abandona la habitación justo cuando entra Pasquale, vestido finamente, junto con su sirviente, a quien da instrucciones de que entre Malatesta en cuanto llegue.
Sin embargo, Malatesta le convence de que no diga nada (Figliol non mi far scene – "Hijo, no hagas una escena"; C.: Pria de partir, signore; E rimasto là impietrato - "Antes de partir, señor; Se ha quedado allí petrificado"), y se ve forzado a actuar como testigo final.
Anuncia su intención de enseñarle maneras, y tener a Ernesto como un galán que lo acompañe en sus salidas vespertinas.
Pasquale está horrorizado por su transformación, mientras Malatesta y Ernesto apenas pueden ocultar su diversión.
Reuniendo al personal de la casa, Norina recita una larga lista de demandas - más sirvientes (jóvenes y guapos), carruajes y caballos, muebles - e les instruye para que no reparen en gastos.
Don Pasquale se siente engañado (Stretta: Son tradito, beffegiato - "Soy traicionado, burlado").
Escenas 1–5: Una habitación en casa de Don Pasquale Don Pasquale está sentado en una habitación, rodeado por pilas de joyas recientemente adquiridas, vestidos y otras cosas semejantes, al tiempo que los sirvientes se apresuran entrando y saliendo del apartamento de Norina (I diamanti, presto presto – "Los diamantes, rápidamente, rápidamente").
La nota se dirige a Sofronia, organizando un encuentro en el jardín con su autor admirador y anónimo.
Al acercarse Malatesta y Ernesto, sin embargo, salen, seguros de que más entretenimiento les espera.
Malatesta recuerda a Ernesto los puntos principales de su plan, y el segundo se marcha.
Escenas 6–7: El jardín, junto a la casa de Pasquale En el jardín, conforme se aproxima la noche, Ernesto canta una serenata a su bella amada mientras espera su llegada (Com'è gentil – "Cuán hermosa").
El dúo Tornami a dir che m'ami, en el que Norina y Ernesto vuelven a jurarse amor, exige de los dos intérpretes un buen fraseo y habilidad vocal.
Don Pasquale le anuncia, para hacer enojar a su esposa y convencerla de irse, que podrá casarse con Norina y que ella será la nueva señora de la casa.