[1][2][3] La improvisación de la ornamentación sobre una línea melódica dada fue una práctica común en la música clásica occidental durante el Renacimiento y el Barroco temprano.
La ornamentación improvisada sigue formando parte consustancial de la música tradicional en muchas culturas que han conservado su interpretación original.
Alternativamente, el término puede referirse más generalmente a cualquiera de las notas pequeñas que se usan para marcar algún otro ornamento (véase apoyatura), o en asociación con la indicación algún otro adorno (véase trino), independientemente de la medida empleada en la ejecución.
[4] Hasta la última década del siglo XVI se hace hincapié en las divisiones, que constituyen una forma de decorar una simple cadencia o intervalo mediante una serie de notas más cortas que se añaden.
Reproducirⓘ El término agrément se utiliza específicamente para indicar el estilo francés de ornamentación barroca.
Hacia mediados del siglo XVIII la práctica ornamental se aborda en profundidad en diversos tratados.
Durante el siglo XIX la ornamentación en la música fue cada vez más esporádica, como las apoyaturas que eran parte del ornamento vuelven a ser notas ordinarias incluidas de la melodía y la extensión de compás, pero no desaparece por completo.
Debido a esta disminución en la técnica ornamental, su práctica tuvo un éxito desigual entre los grandes compositores del siglo XIX.
Mención aparte merece el compositor polaco Chopin, que hizo un amplio uso aunque estrictamente "personal" de la ornamentación.
En su escritura melódica los adornos adquirieron un sentido que no se había dado hasta entonces.
Sus valses, mazurcas, polonesas y obras como los nocturnos constituyen muestras del copioso empleo de ornamentos desde una perspectiva completamente romántica.
[2][6][3][7] Este ornamento se representa en las partituras y partichelas mediante las letras tr, o bien solo con una t, situadas por encima de la nota.
[8] En ocasiones tales letras tr han ido seguidas de una línea ondulada e incluso se ha llegado a representar directamente mediante la línea ondulada sin las letras, sobre todo en la música del Barroco y de principios del Clasicismo.
Durante los siglos XVII y XVIII varía notablemente la ejecución en cuanto al ritmo, la nota inicial, la duración así como la articulación de la música.
Se trata de una nota que no pertenece a la melodía o al acorde.
Puede ser anotada siguiendo el procedimiento que acabamos de comentar, es decir, como ornamento o bien escribiendo su ejecución en notación normal.
Por tanto, se hace sonar tan pronto como sea posible, tomando su duración de la nota principal.
La nota diminuta además aparece marcada con un trazo que atraviesa de forma oblicua la plica.
La sucesión de notas puede ser diatónica (teclas blancas o negras en el piano), cromática en lo posible sin alturas tonales determinadas.
En un contexto musical es un adorno escrito a la manera de una improvisación, por tanto el intérprete lo ejecutará según su propio criterio.
La palabra floritura, en un principio, fue utilizada para describir un tipo de ornamento vocal, que consiste en cantar varias notas seguidas con una misma vocal, lo cual transmite la bella sensación de adentrarse en una palabra, o al menos en el alma del intérprete.
Músicos pioneros como el húngaro Bela Bartok y otros posteriores, estudiaron estos aspectos en profundidad.
Los ornamentos improvisados son añadidos por los ejecutantes durante sus solos y suelen ser característicos de instrumentos específicos.
Esta música escrita utiliza algunos de los ornamentos "clásicos" más habituales como trinos y mordentes.
En la música india en general y especialmente en la clásica, las notas aisladas o staccato son prácticamente inexistentes.