[1] Cuenta con unas cien salas, dos iglesias, cuatro capillas, tres claustros y unos jardines colgantes.La cartuja fue inaugurada y consagrada en 1368, bajo el reinado de la reina Juana I de Nápoles, pese a que los cartujos habían tomado posesión del monasterio ya desde 1337.[2] Sin embargo, de la primitiva solución arquitectónica de la construcción se conservan solo unos pocos elementos en el interior del complejo religioso: son reconocibles algunas aperturas con arquitos de estilo catalán que se encuentran en el antiguo refectorio, usadas probablemente como pasaplatos, sacadas a la luz en una restauración reciente.Las obras fueron confiadas desde 1589 hasta 1609 a Giovanni Antonio Dosio,[2] que fue el primer artífice de gran parte de las transformaciones que recibió el complejo, ocupándose del nuevo diseño arquitectónico del complejo conventual.A esta época se deben los encargos pictóricos que decoran las salas internas, confiados a artistas como el Caballero de Arpino, su hermano Bernardino Cesari, Belisario Corenzio, Giovanni Baglione, Lazzaro Tavarone, Andrea Lilli y Avanzino Nucci.La parte escultórica se debe predominantemente al trabajo de Pietro Bernini, Michelangelo Naccherino y Giovan Battista Caccini.Los pintores que trabajaron en esta fase fueron los mejores artistas de la pintura napolitana del siglo XVII: Jusepe de Ribera, Luca Giordano, Battistello Caracciolo, Paolo Finoglio, Massimo Stanzione y los emilianos Guido Reni y Giovanni Lanfranco.En 1836 fueron readmitidos de nuevo y expulsados definitivamente en 1866, cuando se anexionó a la cartuja el museo nacional homónimo,[2] convirtiéndose así, por petición de Giuseppe Fiorelli, en bien monumental propiedad del Estado italiano.[3] La iglesia se compone de una nave única con ocho capillas laterales y otras salas (una sacristía, un coro, un refectorio, una sala capitular, varias capillas y un salón) que se suceden a los lados de la zona del ábside.[5] El presbiterio está precedido antes del altar mayor por una suntuosa barandilla de mármol, piedras preciosas y bronce dorado realizada por Filippo Belliazzi en 1761 según el diseño de Nicola Tagliacozzi Canale y Sanmartino.Sin embargo, el arquitecto no consiguió terminarlo a causa de una violenta controversia con los cartujos, producida en 1656, que lo hizo interrumpir cualquier relación con ellos dejando incompletos muchos proyectos, que fueron completados por Bonaventura Presti, que asumió la dirección de las obras en todo el complejo y al cual se debe el diseño definitivo de la iglesia.El pavimento fue realizado por Presti entre 1664 y 1665 en mármoles policromos, constituyendo un gran ejemplo del arte de la talla del mármol; se trata de una solución decorativa que produce una aparente tridimensionalidad y un extraordinario impacto visual para quien visita la iglesia.Esta muestra una decoración del siglo XVII completada en el siglo XVIII por Nicola Tagliacozzi Canale; sobre el altar y en las paredes hay cuadros de Francesco De Mura con la Anunciación, la Asunción y la Visitación.[3] La segunda capilla de la derecha está dedicada a san Juan Bautista.[4] La tercera y última capilla de la derecha está dedicada a san Martín.[6] Dos puertas colocadas una en la pared de la izquierda y la otra en la frontal conducen la primera a la capilla del Tesoro Viejo, que antiguamente albergaba el tesoro de la cartuja, destruido posteriormente en el curso de los siglos, y la segunda a la del Tesoro Nuevo, datable en la segunda mitad del siglo XVII.[6] La capilla del Tesoro Nuevo es fruto de la voluntad del monje Bonaventura Presti, a quien se debe el proyecto de la nueva sala que albergaría el tesoro, que ya no encontraba suficiente espacio en la más pequeña capilla vieja.La sección central de la bóveda fue decorada con frescos por Luca Giordano en torno al 1704 con el Triunfo de Judit, mientras que a los cuatro lados hay heroínas del Antiguo Testamento: Termutis, Débora, Seile y Jael.En sus incrustaciones hay representaciones de los santos Hugo, Juan Bautista, Bruno y Jerónimo, Perspectivas paisajísticas, en las cuales se muestra el aspecto gótico originario de la cartuja, y Bodegones.[5] Desde la pared frontal del salón se accede, bajando las escaleras que cortan transversalmente la salida, al claustro grande, y desde allí a las otras habitaciones del complejo religioso; subiendo estas mismas escaleras se llega a las plantas superiores de la cartuja.La arquitectura de esta gran habitación se debe a Nicola Tagliacozzi Canale, que en 1724 completó su construcción.[6] Al lado del refectorio está el pequeño claustro (chiostrino), que data de la segunda mitad del siglo XVI y fue remodelado en el curso del siglo XVIII también por Canale, que se ocupó en esta ocasión de reutilizar algunos mármoles trabajados precedentemente por Cosimo Fanzago.[6] Desde el chiostrino, un pasillo conduce a la pequeña capilla de la Magdalena, decorada con trampantojos al fresco en las paredes y en la bóveda (en la que destaca la cúpula falsa) por Giovan Battista Natali en torno a 1725 y con un lienzo sobre el altar de Andrea Vaccaro que representa a la Magdalena (1636), considerada una de las mejores obras del pintor napolitano.[7] La farmacia se creó en torno al 1699 para ofrecer posibilidades curativas a los padres cartujos del complejo.Los jardines fueron restaurados en torno al 1970 y se caracterizan por el hecho de que están formados por varias terrazas o rellanos a diferente altura.Fueron construidos respetando el paisaje que los rodea y aprovechando completamente las potencialidades escenográficas, según la lógica del jardín barroco.La terraza superior es la más próxima al cuarto del prior y estaba destinada originalmente al cultivo de hierbas curativas para la farmacia de la cartuja; la terraza intermedia era el huerto del prior y está decorada con una pérgola del siglo XVIII; por último, las terrazas inferiores albergaban los viñedos de los monjes.Debajo de la cartuja se desarrollan los cimientos originales del siglo XIV excavados en la colina.