En la obra se pueden ver algunas diferencias en el estilo y la forma respecto a las telas efectuadas en el pasado sobre el mismo asunto.
Juan el Apóstol está a la derecha de rodillas y sobre ellas se apoya la espalda del yacente.
El Cristo está en una posición algo oblicua respecto a La Piedad ejecutada por el pintor anteriormente, lo que consigue una escena más realista y dinámica.
Véase también el brazo derecho abandonado en escorzo a lo largo del costado, mientras el izquierdo yace en tierra sobre el lienzo blanco.
Finalmente, las piernas cruzadas se alargan hasta perderse en brazos de María Magdalena.