Aunque forman parte de la inmunidad innata,[1] siendo capaces de fagocitar patógenos, su función principal es procesar material antigénico, devolverlo a su superficie y presentarlo a las células especializadas (inmunidad adaptativa: linfocitos T) del sistema inmunitario.
Aunque son típicas de los mamíferos, también se han detectado en pollos[3] y tortugas.
Las células dendríticas fueron descubiertas en 1868 por Paul Langerhans cuando estudiaba la piel humana,[5] aunque originalmente creyó que formaban parte del sistema nervioso;[6] su auténtico papel no fue revelado hasta un siglo más tarde.
Sin embargo, el término «célula dendrítica» no fue utilizado hasta 1973, por Ralph M. Steinman y Zanvil A.
[25] Según el microambiente en que se encuentren, las células dendríticas expresan diversos marcadores de superficie, como por ejemplo las citocinas IL-12, IL-1 y TNF-α.
En las células vivas, estas proyecciones están en constante movimiento, retorciéndose, contrayéndose y volviéndose a extender por el lado contrario.
[27] En esta fase inmadura, las células también tienen una gran cantidad de vesículas endocíticas ricas en proteínas lisosomales.
Las dendríticas son remplazadas por pliegues y proyecciones membranales semejantes a velos, por lo que se las puede llamar «células veliformes».
Finalmente, en los ganglios linfáticos u otros órganos linfoides diana están presentes como células dendríticas maduras.
Finalmente, los monocitos son estimulados por un factor, que in vivo aún no es conocido,[34] para transformarse en células dendríticas inmaduras.
Los TLR reconocen firmas químicas específicas que se encuentran en subconjuntos de patógenos.
Los diferentes antígenos de superficie que caracterizan las células dendríticas solo son conocidos desde el 2000.
Este proceso de migración celular es dirigido por proteínas reguladoras llamadas quimiocinas[42][22] y puede ser potenciado mediante vacunación.
Los órganos linfáticos, los lugares donde se inician la inmunidad y la autotolerancia, las células dendríticas forman un sistema revirado parecido a un laberinto a través de procesos continuos de formación y desensamblaje.
Ambas cosas son necesarias para poner en marcha una respuesta inmunitaria por parte de los linfocitos T adecuados, es decir, los específicos al antígeno.
Son las células presentadoras de antígeno más eficaces gracias a que presentan entre 10 y 100 veces más complejos de MHC-péptidos a la superficie que los monocitos o linfocitos B, por ejemplo.
Las células dendríticas (CD) pertenecen a un tipo de glóbulos blancos llamados fagocitos.
Suelen encontrarse en los ganglios linfáticos y otros órganos, incluyendo el estrato espinoso de la epidermis.
Se distinguen de los macrófagos tisulares por su fenotipo inmunológico, así como sus características citoquímicas y funcionales.
[57] Las células veliformes deben su nombre a los numerosos procesos en forma de velo que presentan en la superficie.
Desde un punto de vista histológico, presentan unas arrugas típicas en la membrana plasmática y un núcleo celular extraño.
Las células dendríticas interdigitantes no presentan gránulos de Birbeck al microscopio electrónico.
Los antígenos procesados son presentados a los linfocitos T CD4 mediante moléculas MHC II.
La inmunoterapia con células dendríticas ha sido planteada como una alternativa a los tratamientos tradicionales del cáncer (cirugía, quimioterapia o radioterapia).
Este cambio hizo que las células dendríticas inhiban los linfocitos T en lugar de activarlo, regulando así la respuesta inmunitaria.
[63] Aunque este descubrimiento no tiene aplicación, en los próximos años se podría desarrollar para crear una vacuna contra la artritis reumatoide en que las DC han sido «adiestradas» para reconocer la enfermedad y reaccionar en consecuencia.
El primer tipo de tolerancia es la tolerancia central: cuando los linfocitos T abandonan el timo por primera vez, las células dendríticas destruyen los linfocitos T portadores de antígenos que podrían hacer que el sistema inmunitario se ataque a sí mismo.
Este conocimiento ha cambiado drásticamente la comprensión del ciclo infección del VIH desde mediados de la década de 1990, pues actualmente se sabe que las células dendríticas infectadas son un reservorio por el VIH que también debería ser atacado por el tratamiento.
Las células dendríticas se han utilizado en estudios experimentales para vacunar contra tumores ya existentes.
Más recientemente, este principio también se ha aplicado a animales domésticos (especialmente caballos, perros y gatos).