El arte rupestre de la cornisa cantábrica en España está formada por una serie de manifestaciones artísticas en cuevas y abrigos rocosos pertenecientes a la época del paleolítico Superior.
De hecho, las primeras manifestaciones de arte rupestre descubiertas, fueron aquí, en concreto en la cueva de Altamira, hallazgo que se asumió con escepticismo hasta que no se encontraron pinturas pertenecientes a la misma época y estilo (arte francocantábrico) en la Dordoña francesa.
Las dieciocho cuevas más destacadas son Patrimonio de la Humanidad.
En la reunión de la Unesco celebrada en Quebec (Canadá) en julio de 2008 se ha ampliado este sitio para incluir otras cavidades, pasando a llamarse el lugar «Cueva de Altamira y arte rupestre paleolítico del norte de España» (en inglés, Cave of Altamira and Paleolithic Cave Art of Northern Spain).
Se trata de diecisiete cuevas pintadas: No obstante, las cuevas con arte rupestre en la zona son muchas más, si bien las principales son las ya protegidas por la Unesco.