Su residencia allí se debía a la persecución que el pretendiente carlista ejercía sobre ellos (incautando incluso su casa de Tolosa (Guipúzcoa) para usarla como su residencia) obligando a su padre a exiliarse a dicha ciudad de Bayona,[1] donde vive con su familia, y finalmente fallece en la casa de la Rue du Port Neuf n.º 16; y hasta que las condiciones políticas no mejoran en el País Vasco, con la derrota de los Carlistas, no vuelven a Guipúzcoa.
El conde llegó a Asturias para estudiar derecho en la Universidad de Oviedo[1] y en 1897 contrajo matrimonio con Ignacia Samaniego Errazu, quien falleció poco tiempo después, en 1890.
Tras ejercer este cargo abandona la política y se dedica solamente a su labor como científico Su labor investigadora se centró principalmente en el estudio de diferentes yacimientos prehistóricos.
[1] Estas investigaciones atraen a diferentes arqueólogos extranjeros que son recibidos e invitados a su casa, así se puede destacar la presencia de Hugo Obermaier, Henri Breuil, P. Wernet, Boule o Eduardo Hernández Pacheco.
Se dedicó a otras facetas científicas como la botánica creando en su residencia un extenso jardín con diferentes variedades de árboles tanto autóctonos como foráneos.