A la derecha va la galería hacia la primitiva entrada, donde está el importante y extenso yacimiento correspondiente a la cocina y utensilios del hombre prehistórico, porque allí también estaba la entrada que utilizaban aquellas familias.
Los perfiles están muy desvaídos porque las aguas han vuelto a pasar por encima de la roca en alguna riada.
Caminando por ella dejamos atrás, a nuestra derecha, una cortada de unos veinte metros verticales por cuyo fondo discurre un riachuelo.
Poco después, y muy cerca del ras del suelo, hay unas pequeñas figuras: dos cérvidos, al parecer corriendo uno detrás de otro, delimitados en línea negra y con muy tenue tinta parda para el relleno de la mancha.
Bajo esta figura hay otra muy indefinida, pero también de gran tamaño, pintada en negro.
Las pinturas están comprendidas en la línea evolutiva de finales del Solutrense al Magdaleniense medio.
En la parte más profunda e inaccesible de la cueva, se dibujó esta forma humana.