[24][25] Esta precisión debe ser tenida en cuenta a la hora de consultar fuentes documentales, ya que estas referencias de Armiña pueden tomarse erróneamente por otra gruta diferente (entre los dos caseríos mencionados existen al menos cinco cuevas con este nombre), cuando en realidad se trata del nivel inferior de la misma cavidad.[27] Cuenta con dos entradas principales, una al nivel de la carretera y otra más pequeña siete metros por encima.Comienza por una sucesión laberíntica de pequeñas salas en la zona del primer acceso que sube desde la galería inferior; tras una serie de pasos estrechos y laminadores bajos, se llega a una galería de mayores dimensiones, algo más sinuosa que la del piso inferior, pero que conserva la dirección general SE.La morfología de esta galería es clástica, apreciándose fácilmente las direcciones de fractura y los huecos dejados por los grandes bloques desprendidos desde el techo, y que dejan ver varios lugares en los que es posible realizar escaladas a niveles superiores, actualmente inexplorados.[38] Avanzando unos 200 metros de recorrido a través de esta galería alta y estrecha, se atraviesan meandros y gours semiinundados y se encuentra el sector donde está el arte rupestre; siguiendo adelante llegamos a una estrechez que puede salvarse por una gatera o un paso elevado, tras lo cual el recorrido prosigue durante otros 200 m. En este tramo se abre una pequeña galería a la izquierda, de entrada doble, con un estrecho acceso a un nivel inferior semiactivo y que, tras unos 20 metros, finaliza en una pequeña sala en la parte inferior de un caos de bloques compactado.El recorrido conocido actualmente finaliza en un estrecho meandro, donde es imposible seguir progresando horizontalmente.[27] En 2009 el grupo de espeleología ADES de Guernica y Luno comenzó la reexploración de la cavidad; se realizó un levantamiento topográfico provisional y se identificaron varias incógnitas a explorar, trabajos que quedaron interrumpidos en 2015 a raíz del descubrimiento del arte rupestre.[40] Gálvez Cañero en 1912 ya mencionaba los restos magdalenienses aparecidos en sus catas de principios del siglo XX en las galerías inferiores.Ese año y el siguiente, en la zona estudiada por Barandiaran en la entrada superior, documentaron una ocupación desde el Gravetiense hasta el Magdaleniense (característica única en la cuenca del río Lea[43]), con algunos niveles muy ricos en fauna, industria lítica e industria ósea;[44] en las galerías inferiores, se hallaron restos de ocupaciones humanas de corta duración, atribuibles a expediciones puntuales de la época Magdaleniense, que se adentraron en la cueva con objetivo desconocido (los datos morfo-topográficos apuntan a que la entrada inferior no existía en aquella época).[46][47][48] Hasta fechas muy recientes se hablaba del “vacío vasco” del arte rupestre, en referencia a los pocos yacimientos que existían en esta zona en comparación con el resto de la región cantábrica y la vertiente noroccidental de los Pirineos.[49] La situación cambió en la segunda década del siglo XXI, cuando el equipo de los arqueólogos Garate y Ríos-Garaizar comenzó a revisar diversos yacimientos de Euskal Herria.[51] Una vez en la galería principal, y tras transitar por ella algo más de 200 metros, Intxaurbe identificó el primero de los grabados en una sala lateral elevada,[34] y durante las siguientes tres horas inspeccionaron la zona hallando entre ambos varias decenas más.En cuanto al estilo, todas las figuras muestran una notable coherencia interna que se puede atribuir, sin reservas, a momentos finales del Paleolítico Superior y en concreto al periodo cultural Magdaleniense medio/superior, datado hace unos 14.500-12.500 años.Destaca la representación de animales abatidos con proyectiles, sobresaliendo entre ellos un bisonte con una veintena de proyectiles en su interior (un hecho insólito hasta ahora en todo el arte parietal europeo).Esto es así, porque la cueva contiene también los materiales e instrumentos que usaron para los grabados, como buriles y láminas de sílex.[16] En la excavación efectuada a principios del siglo XX en las galerías inferiores, Gálvez Cañero también halló diversos restos paleontológicos y los depositó en el Museo de Ciencias Naturales de Madrid.[58] Otras especies que se han encontrado son los arácnidos Chorizomma subterránea,[59] Ischyropsalis hellwigi ssp.
Boca inferior de la cavidad, abierta artificialmente en 1882
Topografía provisional de 2011 (clic para ampliar imagen)
Grafitis a pocos centímetros de la "cornisa de los caballos"
Entrada de la galería inferior
En el cuadrante superior derecha, los caballos avistados en 2009
Detalle del trayecto seguido por Intxaurbe y Garate el día del descubrimiento (modificado a partir de la topografía de 2011)
Galería principal en el piso inferior de la cavidad